Óscar Arias tira de la manta: su salida del Cádiz, "darditos", "mentiras de Álvaro Cervera" y la lucha "del bien y el mal"

Óscar Arias tira de la manta: su salida del Cádiz, "darditos", "mentiras de Álvaro Cervera" y la lucha "del bien y el mal"
- R. C.
Rafa CalaRafa Cala 7 min lectura
Óscar Arias no había tomado la palabra desde que dejó de ser el director deportivo del Cádiz CF. Sin embargo, este mismo martes y con la temporada ya acabada, ha tirado de la manta para contar toda la versión de los hechos y los motivos que le llevaron a salir del Carranza. Bueno, más bien, el motivo; porque ha dejado claro a que su salida se debió a una mala relación que mantenía desde mucho con el entrenador, Álvaro Cervera, al que ha culpado de descartar a Bryan Gil (el jugador del Sevilla FC llegó a tener avanzada su cesión antes de ir al Eibar) y de escudarse en "mentiras".

El que fuera director deportivo del conjunto amarillo desde septiembre de 2018 hasta el pasado 2 de enero de 2021 y que antes ocupó ese mismo cargo en el Sevilla, ha hablado ante los micrófonos de la Cadena Ser en Cádiz asegurando que lo hace cansado de callar y escuchar críticas sin que se conozca su versión de los hechos, algo para lo que ha esperado a que el equipo estuviese salvado.

"Estoy harto de que se me aluda cuando hay algo malo en el Cádiz CF. Parece que soy yo el responsable, pero de lo bueno no. Quiero aclarar cosas que se han ido diciendo. Me han intentado humillar profesionalmente", comenzaba Arias. "Tengo una trayectoria que gustará más o menos, pero he preferido mantener silencio porque entendía que no era momento de polemizar con lo que el Cádiz se estaba jugando. Visto con el tiempo, me doy cuenta de que debería haber hablado y aclarado cosas porque hay verdades que se han quedado en el tintero y mentiras que han tomado forma de verdad", ha añadido.

"Yo no he salido a decir cómo eran las cosas y parece que entonces es verdad. Te quedas indefenso porque parece que tú estás aquí pintado sin ninguna responsabilidad de lo bueno, lo malo sí es responsabilidad mía. Ha sido un descrédito constante a mi persona y eso cansa. Nunca he hablado mal de nadie del club y he cuidado las formas", continuaba en lo que claramente estaba siendo un alegato de defensa sin destinario concreto, al menos aparentemente.

Porque, según ha afirmado, los problemas comienzan nada más aterrizar en Cádiz y va preparando el terreno al que quería llegar: una irreconducible relación con el entrenador: "A los pocos días de llegar al Cádiz se firma a Sergio Sánchez y ya hay un medio diciendo que era un agente de mi confianza intentando desacreditarme. Ese día percibí que la situación sería complicada. En el club hay intereses cruzados y yo llego de la mano de Manuel Vizcaíno (antes de ser presidente fue consejero del Sevilla FC) mientras que hay otra parte en contra. Es un clima complicado. Pensé que centrándome en mi trabajo todo iría bien, pero no fue así".

Con Álvaro Cervera, todo empezó mal casi desde el primer saludo. "Desde que llegué el recibimiento no fue el esperado. Por entonces la relación entre el presidente y Cervera no atravesaba por su mejor momento y yo venía de la mano de Vizcaíno. Álvaro es una persona que no es fácil y tiene su forma de entender la vida y el fútbol. Se van dando situaciones que no favorecen la convivencia", relata.

"Al final no pudo ser y llegó el momento en el que decido no seguir en el club al término de la temporada. Veía el clima en mi contra y el presidente decide dar él la rueda de prensa de balance del mercado. Lo decidió él y el ataque es hacia mi dejándome a mí como mudo. Él es el presidente y fue su decisión, estoy seguro de que con la mejor intención. Mi decisión de marcharme del club es sólo y exclusivamente por mi relación con el técnico", insiste. 

La despedida, con todo ese clima, lógicamente fue muy tensa: "El entrenador no para de lanzar darditos y encima son mentira. Un día hablo con Manolo (Vizcaíno) y le digo que me voy, y al día siguiente fui a despedirme y a recoger mis cosas. Estuve allí con todos los del club y le pido a la plantilla despedirme de ellos. Cuando me despedí muchos pasaron por el despacho a despedirse personalmente. Después fui a despedirme de los técnicos. El entrenador ni me miró, como es habitual en él, y el resto estaban allí y les explico que me voy. Nadie habló porque no pueden mostrar afecto hacia mí. Me fui triste".

La crispación y la humillación, añade, continuó más allá de su dimisión. "Al día siguiente, Cervera le dice a los jugadores que hay cambios en el club y afirma que 'Una vez más el bien ha vencido al mal'. No sé qué le he hecho a Cervera si sólo he trabajado e intentado ayudarle. Nunca ha compartido nada conmigo. Con el resto del cuerpo técnico tenía buena relación, pero a solas. El clima era insostenible. Me he sentido solo. Manolo ha intentado, como ha creído conveniente, que el tema se resolviese, pero lo que no puede ser no puede ser", apostillaba con pesar.