ENTREVISTA | INDUSTRIA DEL DEPORTE FÚTBOL

De la portería a la gestión deportiva, la reinvención de Alberto García

De la portería a la gestión deportiva, la reinvención de Alberto García
De la portería a la gestión deportiva, la reinvención de Alberto García - David Ramiro (Madrid)
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"Conocer el entorno que rodea al fútbol es primordial". Así piensa Alberto García, que lleva bastantes años ocupando parte de su tiempo fuera de los terrenos de juego en formarse académicamente con estudios superiores para, en un futuro, seguir vinculado a este deporte desde otra óptica distinta, la gestión y los grupos de trabajo.

Alberto García (Barcelona, 1985) llegó al filial del Murcia en 2007, procedente del Figueres, y el 17 de mayo de 2008 debutó con el primer equipo frente al Barcelona de Frank Rijkaard. Desde entonces se ha labrado una trayectoria profesional que le ha llevado a jugar en el Córdoba, Sporting de Gijón, Getafe y Rayo Vallecano, en el que milita desde 2017.


Alegrías, decepciones, éxitos y derrotas. Sentimientos y estados de ánimo que conforman la vida de un deportista y que el portero catalán conoce bien. Esa es la parte más conocida para el gran público de un futbolista. La desconocida, su vida cuando se apagan los focos del estadio y las euforias de los partidos se sosiegan.


"Un club de fútbol forma parte de esa sociedad global en cuanto a lo que envuelve una empresa. Aún así, el fútbol tiene un margen muy diferenciador a una empresa normal por los sentimientos que despierta y la pasión que levanta entre la gente es difícil de comparar, aunque eso no quita que juegue en un entorno parecido", declara Alberto.


LA OTRA CARA DEL FÚTBOL


Para el guardameta del Rayo Vallecano "conocer el entorno es primordial porque ayuda mucho saber las peculiaridades que tiene esta industria del fútbol".


"El pensamiento y la cultura del fútbol es incluso diferente dentro del propio país ya que, sea un club grande o pequeño, la pasión se vive de forma distinta", confiesa.


Alberto lo sabe porque se ha recorrido gran parte de España jugando al fútbol. Aparte de los clubes profesionales en los que ha estado también jugó antes de llegar al Murcia en 2007 en el Águilas, Villarreal B, Sant Andreu o Rayo Majadahonda.


"En el fútbol hay un entorno económico, reglamentario y normativo al que con la formación te acercas al conocimiento para ver la otra parte. El fútbol me ha enseñado que controlar un destino es complicado pero en el futuro me gustaría seguir vinculado a esta industria y para ello considero que un jugador con formación tiene ese valor añadido de saber qué se cuece dentro", comenta.


Lo que más llama la atención de Alberto García son los grupos de trabajo. "El fútbol requiere de direcciones generales y deportivas multidisciplinares y el nivel competitivo que hay en el campo también está fuera del terreno de juego".


"Me gustaría formar parte de un buen grupo de trabajo y aportar ese valor añadido como jugador que acompaño con la formación complementaria. Me gustaría verme en un proyecto donde se crea en las personas, con un bien común a conseguir", subraya.


Un grupo de trabajo eficiente, en el que reine el buen ambiente y los objetivos estén definidos es clave para que los resultados sean óptimos. En una empresa para cuadrar balances, mejorar la productividad y conseguir beneficios a través de la rentabilidad y en un vestuario para, según el club, ganar títulos o conseguir objetivos adaptados a la realidad de la entidad.


DEPORTE Y ESTUDIOS


En los últimos tiempos cada vez es más frecuente encontrar a futbolistas y deportistas de elite con estudios superiores y formación universitaria. En su caso, estudiar no es algo reciente, aunque reconoce que en la actualidad es "mucho más asequible" que hace años.


"Cada vez hay más universidades con modalidades online o semipresenciales y muchas escuelas de negocio llevan formación para profesionales en la que el jugador es uno más. Además, también hay más sensibilidad para adaptar los tiempos de ocio a la formación y en España la oferta formativa es muy alta", confiesa.


Alberto García está terminando un Grado de Derecho en la Universidad Camilo José Cela y tiene un Máster en Gestión Deportiva SBA en Garrigues, el mismo Centro de Estudios donde estudia un curso para ser delegado de Protección de Datos.


Compaginarlo todo no es fácil. El fútbol, como subraya Alberto, conlleva "un punto de absorción terrible".


"El día de antes y después de un partido la cabeza está en la competición y a lo largo de la carrera de un jugador hay estados emocionales difíciles de llevar como estar fuera de casa o formar parte de un proyecto que no sale como quieres por equis motivos. Además, después de un partido, el cuerpo está sometido a un terrible esfuerzo y no está en el estado más idóneo para estudiar", señala.


"Aún así, yo creo que el punto problemático es detectar qué intereses le gustan a cada persona. Esa falta de ayuda del entorno hacía el jugador para despertarle la curiosidad por desarrollar es algo a mejorar. El jugador necesita esos parámetros para no acabar siempre en lo mismo porque lo más cercano es estar en el campo, ser entrenador o forma parte de un cuerpo técnico, pero si se dan otras pautas más alejadas del césped habría más jugadores para hacer una formación académica", apunta.


LAS REDES SOCIALES


Una opinión bastante implantada en la sociedad española es la del futbolista como figura alejada de la realidad y protagonista, en muchos casos, de un mundo frívolo aireado por las redes sociales.


"Lo que llama la atención no es lo formativo. Los jugadores que se forman no llaman la atención en redes. El dinero o el lujo tienen una repercusión que genera una imagen que se generaliza, pero cada vez hay más jugadores que buscan otra cosa. En un vestuario hay mucha diversidad", desvela.


"Las redes sociales tienen una doble vertiente. Todo lo que manifiestas tiene una repercusión desequilibrada. Los vídeos y las imágenes de cosas banales tienen más repercusión, pero creo que unas redes sociales bien llevadas con mesura ayudan a conocer una parte de ti. Es un canal para poder expresarse pero que también abre la puerta a que lleguen opiniones que a lo mejor uno no quiere oír", concluye.