El conjunto que dirige Hajime Moriyasu se enfrentará en la final del próximo viernes al vencedor de la otra semifinal, que dirimirán este martes Catar y la anfitriona, Emiratos Árabes Unidos.
Fue un triunfo no exento de polémica para el cuadro japonés, que buscará su quinto título continental y distanciarse del propio equipo iraní y de Arabia Saudí, que tienen tres.
Los hombres del portugués Carlos Queiroz tuvieron sus ocasiones, pero no las aprovecharon y tras el intermedio sucumbieron ante un doblete de Yuya Osako (m.56 y 67). Fueron goles en ambos casos protestados por los azeríes.
En el primero, la defensa iraní se paró a protestar una acción en la que entendió que Takumi Minamino se había 'tirado' en el área. El colegiado dejó seguir la acción, el nipón se levantó, fue a por el esférico cerca del córner, aprovechó que sus rivales se habían parado y su centro fue rematado de cabeza por Osako.
En el segundo, el delantero del Werder Bremen alemán materializó un penalti muy protestado por los iraníes, que entendían que Morteza Pouraliganji tenia apoyada la mano en el césped y que no debía señalizar la pena máxima.
Irán, tocado anímicamente, ya no pudo soñar en volver a una final. Incluso Japón puso la guinda en la prolongación con un tanto de Genki Haraguchi.