"Lo digo contento, no lo digo con pena. Es una decisión que he pensado muy bien y
no creo que haya mejor despedida que en la carrera en casa, en mi país". Así resumió su inminente retirada del ciclismo el
único corredor español ganador de las tres grandes vueltas, en las que totaliza siete laureles.
Contador anunció una doble noticia: su participación en la Vuelta y su
retirada tras 14 años de profesional el próximo 10 de septiembre junto a La Cibeles de Madrid. Y lo hizo de manera aparentemente desenfadada, con sonrisa constante, gesticulante, convencido, con un sentimiento interno que solo él conoce.
Será su
quinta participación en la carrera que ha conquistado tres veces, y el último disparo del mejor vueltómano español de la historia,
el cuarto del palmarés de todos los tiempos, empatado a 7 grandes victorias con el mito italiano Fausto Coppi y Miguel Indurain.
Contador terminó el Tour en novena posición, "contento" por el hecho de haber superado el rosario de caídas, con la incertidumbre de renovar con el Trek o fichar por otro equipo y pendiente de anunciar su presencia o no en la Vuelta.
El de Pinto, ganador genético cuyo hábitat es el primer escalón del podio, solo ha conjugado el verbo ganar desde que empezó a montar en bicicleta en serio con 16 años, cuando dejó los libros para ser figura del pedal. Hasta que se baje de la bici para siempre tendrá la palabra "Tour" en su cabeza.
Pero el tiempo pasa, y como dice la canción de Pablo Milanés, "nos vamos poniendo viejos", aunque
Alejandro Valverde, con
37 años y ahora lesionado, haga caso omiso al cantautor. En el caso de Contador, desalojado del podio del Tour desde sus triunfos en 2007 y 2009, no estar en la pelea por lo máximo termina por resultar inasumible.
Puede ser la primera causa de la una decisión con la que ya "amenazó" Contador en 2016, pero rectificó y aseguró que estaría dos años más en el pelotón. Se ha quedado en uno.
Su idilio con el Tour no tiene vuelta atrás. Nunca lo tuvo fácil con la carrera francesa.
Ganó la edición de 2010 y fue desposeído del título por el famoso positivo por clembuterol, que a su vez le eliminó el Giro 2011. Luego entre los líos con Armstrong, caídas, abandonos en 2014 y 2016 y resultados secundarios la corriente puso al madrileño ante el dilema de ser actor secundario o cumplir la "amenaza".
"Quiero depender de mis piernas, de mi preparación, no de hacer hazañas puntuales", dijo Contador antes del Tour.
El noveno puesto en París fue el peor resultado en sus 9 participaciones. Y este Tour se recordará por su escapada con Landa en los Pirineos. Las premisas no se cumplieron,
La era
Froome, ya con cuatro títulos, es indiscutible; y la nueva hornada de corredores, con
Bardet o el propio
Landa a la cabeza asoma en detrimento de los viejos leones del pelotón.
Siempre con el respeto del pelotón, Contador, el corredor más admirado por la afición,
ve de lejos y con excesiva nostalgia sus últimos éxitos, en la Vuelta 2014 y el Giro 2015.
Tras el Tour quedaba por marcar la siguiente estación. Seguir o no en el Trek y acudir o no a la Vuelta, decisión puesta en duda por "los diferentes intereses" de la escuadra, que podría centrarse en la baza de los esprints para el alemán Jhon Degenkolb.
Con el Tour ya inalcanzable, el desgaste de toda una trayectoria marcada por la máxima exigencia y los
34 tacos de calendario, Contador ha tomado una decisión "bien pensada", para nada sorprendente, aunque la duda tenía como máximo un año de caducidad.
Se irá después de la Vuelta 2017, su carrera, la prueba de casa, la que ha ganado tres veces en 4 participaciones. Donde ha firmado sus últimas grandes hazañas. Para siempre serán recordadas sus emboscadas en Fuente Dé, que le dio el triunfo en 2012, o la revolución de Formigal, que le puso en bandeja la Vuelta al colombiano Nairo Quintana.
Pero un campeón no solo vive de hazañas tácticas o estratégicas, sobre todo si no llevan al triunfo. En esa idea no se instala la filosofía de Alberto Contador. "
Nunca iré al Tour si no tengo opciones de ganar". Ejercicio de coherencia.
En la Vuelta dará sus últimos zarpazos. Tras la retirada de
Joaquin "Purito" Rodríguez y la dura lesión del incombustible
Valverde, el túnel del ciclismo español se oscurece aún más con el anuncio del madrileño. Nos acordaremos de los disparos del pistolero, el "vueltómano" por excelencia.