Lo que en su día fue una exitosa relación que se mide por los 8 mundiales, se ha convertido en otra con altibajos, críticas y demasiados problemas. Sí, hablamos de la unión entre el equipo Honda de MotoGP y Marc Márquez, una fórmula que fue sinónimo de éxito durante muchos años y que ahora ve esa gloria pasada como un sueño demasiado lejano.
Pese a tal contexto, al menos en alguna de las últimas carreras han esbozado una tímida sonrisa. Así es. El piloto de Cervera regresó al podio en el caótico gran premio que vivimos en Japón y también consiguió una buena cantidad de puntos en Tailandia; eso sí, las cosas volvieron a ir mal en Malasia, donde además sumó su caída número 27 de la campaña, alcanzando así el récord absoluto de su carrera. Entonces... ¿qué hace que Márquez mantenga la esperanza de cara a estas dos últimas carreras del Mundial? Pues el cambio de asfalto en Qatar.
Aunque en un principio el rendimiento de su montura no debería ser demasiado mejor, MotoGP confirmó el nuevo asfalta del trazado y el propio piloto catalán se frota las manos ante el que puede ser su gran aliado para tener un más que interesante fin de semana.
"Históricamente, Qatar ha sido una pista difícil para nosotros con el diseño y todo eso, así que creo que será un fin de semana un poco más duro. Con la nueva superficie, algunas cosas ciertamente pueden cambiar, así que tenemos que pasar el viernes entendiendo cómo ha cambiado la situación. Veremos qué es posible", comenta el piloto de Repsol Honda en la penúltima carrera que disputará con su actual equipo antes de pasar a formar parte de Ducati.
Más allá de que el nuevo 'suelo' del circuito pueda impulsarle para tener un buen resultado, Márquez es realista ante un gran premio en el que nunca se ha sentido cómodo. Para ser exactos, sólo ha conquistado una victoria en Qatar, la de 2014, desde que corre en la categoría reina; eso sí, al menos ha conseguido subir al podio en hasta cinco ocasiones. Respecto a sus últimas actuaciones, en 2022 concluyó quinto y en 2021 no corrió por lesión. Pese a que los antecedentes no son muy halagüeños, el nuevo asfalto y su amor propio le impiden echar el freno. "El enfoque sigue siendo el mismo, seguimos trabajando hasta el final", sentencia.