El Gran Premio de Singapur coronó a Carlos Sainz, que firmó con Ferrari la segunda victoria de su trayectoria en la Fórmula 1. Pero al mismo tiempo, la prueba disputada sobre el circuito urbano de Marina Bay dejó al otro español en liza, Fernando Alonso, con un palmo de narices. Finalizó decimoquinto, el último de los pilotos que terminaron la carrera, y no pudo reprimir por ello su enfado con Aston Martin.
Ya durante la cita celebrada en tierras asiáticas, el asturiano no pudo reprimir su malestar en su primera parada en boxes para montar neumáticos duros. En su entrada, pisó la línea blanca de acceso al pit lane y volvió a salir y entrar. Una extraña maniobra que provocó su reacción: "Es inconducible".
"Necesitamos entender lo que pasó. Tuvimos algunos daños en el coche y necesitamos entender cuánto sufrimos por eso. Tuvimos un problema con uno de los carenados de la suspensión, una parte aerodinámica. No sabemos cómo sucedió, pero lo notamos por las imágenes y durante la parada en boxes”, explicó Alonso, algo más calmado, tras una carrera que cerró un fin de semana para olvidar en la escudería británica.
En este sentido, según ha confirmado el diario Marca, tanto el piloto como su equipo se percataron de los daños en la suspensión delantera en la segunda vuelta, cuando Alonso perseguía al inglés Lewis Hamilton. Ahí comenzó el calvario para el doble campeón del mundo, que bien pudo cometer su fallo en esa primera parada en boxes al no tener el control total sobre el eje delantero, algo que resulta vital para manejar el monoplaza.
Al analizar con detenimiento las imágenes del Gran Premio de Singapur, además, se ha podido comprobar que, efectivamente, uno de los triángulos superiores delanteros del Aston Martin aparece desplazado en el momento en el que el ovetense se saló de pista tras su segunda parada en boxes. Esto fue la gota que colmó el vaso y le relegó al decimoquinto puesto, pero lo cierto es que esos daños en la suspensión ya se percibieron mucho antes y vienen a explicar el bajo rendimiento del coche durante toda la carrera.
"No teníamos el ritmo que esperábamos y fueron demasiadas cosas: un error en los boxes, una parada lenta, el tráfico... todo en una sola carrera. Sí, una carrera para olvidar. Pero, como decía, ha pasado todo en una sola carrera, y eso es bueno. Ojalá podamos deshacernos de todas estas cosas negativas, aprender de ellas y mejorar en Japón", añadía Alonso tras la prueba, repartiendo de ese modo la responsabilidad de un mal resultado que en realidad se puede explicar por la mencionada avería. Sin ella, tras el abandono de Russell al final, su Aston Martin bien podría haber acabado en el ‘top 5’.