"Me va a costar bastante más de lo que me ha costado en otras épocas sobreponerme a lo que ha pasado hoy". Aunque trató de explicar serenamente lo que le había pasado, estaba claro que Jon Rahm estaba afectado. El golfista vasco venía de ganar su primer torneo en el LIV Golf la pasada semana, llevaba tres días muy regulares, en los que siempre había estado entre el -4 y el -5 y eso le había llevado a coliderar el torneo de los Juegos Olímpicos a falta de la última jornada. En ésta, comenzó a ese mismo nivel, solventando incluso hoyos, como el octavo, que se le habían atragantado. En el décimo hoyo, que es la parte que mejor se le daba, se colocaba con tres golpes de ventaja sobre el resto... y ahí se acabó.
"Es doloroso. Con lo bien que había jugado, básicamente no tenía opción a nada al final. Cuesta pensar en ello aún. No sé cómo explicarlo, pero es doloroso", señala el golfista vizcaíno sobre lo ocurrido este domingo en Le Golf National, campo en el que se ha jugado el torneo de golf masculino en París 2024 y que también fue en el que Rahm debutó en la Ryder Cup.
Ese descalabro de Rahm fue tan inesperado como sorprendente. Sobre todo porque se le veía más fuerte que nadie. Pero comenzó a cometer un error tras otro, como reconocería posteriormente, que le acabarían desquiciándole Rahm encadenó bogeys en los hoyos 11 y 12 y esos añadió un triple bogey en el 14. Fuera de sí y desesperado, a partir de ahí falló 'putts' increíbles. Y pese a todo tuvo una mínima opción al final de, al menos, haberse aupado al podio. El quinto puesto y el diploma no le compensa.
"He fallado 'putts' cortos toda la semana. No ha sido mi mejor semana en los greenes" se justificaba el 'León de Barrika', que trató de explicar de forma sosegada cómo había afrontado estos hoyos, pero se le veía que estaba afectado. "Ese hierro nueve que ha ido cinco metros demasiado largo por el viento que no sentíamos en el tee. El doce tampoco ha sido malo...", señaló sobre sus primeros dos hoyos problemáticos antes de reconocer su gran error en el 14 que le hizo perder sus opciones de oro: "No puedo irme donde he ido. Hay cosas que en este campo no se pueden hacer y, aparte de tirar al agua, irse a la izquierda en el catorce es una de ellas y me ha costado dos golpes. Si hago par ahí, aunque sea un par cinco, tengo opciones de cara a los últimos cuatro hoyos".
Ahí apareció el número uno, Scottie Scheffler, para, desde atrás, pasar a todos y hacerse con la medalla más preciada. Un metal que todos veían en el cuello de Rahm un par de horas antes. Todos menos él. "¿Si me veía con el oro? No, en el golf no puedes adelantarte tanto. No puedes decir que ya está, porque en este campo, sobre todo en los cuatro últimos hoyos, puede cambiar mucho el tema", avisa.
En un deporte que tiene una longevidad mayor que otros no es descabellado pensar que volverá a llegar como favorito dentro de cuatro años, aunque en la situación en la que vive no quiera aún pensar en eso. "Son cuatro años... Mi objetivo es estar allí otra vez, en otro campo que me encanta y en el que he ganado. Pero hay mucho por delante y me gustaría conseguir cosas antes de llegar a esas Olimpiadas", señala.