El proyecto de Turki Al-Sheikh en Almería ha dejado claras muestras del carácter ambicioso del jeque saudí, puesto que ha querido imprimir esa faceta de su personalidad en el club indálico desde que llegara en agosto de 2019. Con apenas un mes para poder armar una plantilla competitiva, consiguió un resultado final más que aceptable y logró firmar a futbolistas que posteriormente han destacado en el mundo del fútbol nacional y en el panorama mundial.
Muchos recuerdan con especial cariño el fichaje de Darwin Núñez. Aquel verano llegó el delantero charrúa que este año ha cautivado a media Europa y, finalmente, ha recalado en el Liverpool en un traspaso de récord. Sin embargo, hay otros fichajes menos sonados y que pudieron resultar en un fracaso absoluto, tales como el de Jonathan Silva, al que se le sigue buscando un acomodo fuera de tierras almerienses.
Uno de los que llegó con esa vítola de ser un jugador importante fue José Carlos Lazo. El extremo gaditano procedía del Getafe, pero había estado cedido la campaña anterior en el Lugo, donde firmó una temporada sensacional. Fue una apuesta importante de la nueva propiedad, a sabiendas de que había logrado triunfar en la categoría donde quería reinar el Almería.
Lazo respondió a las expectativas de la mejor manera. El futbolista de Sanlúcar de Barrameda se erigió en el verdadero líder del equipo, por encima de Darwin Núñez, anotando goles increíbles con su gran disparo desde fuera del área. Su habilidad con las dos piernas también le servía al equipo para anotar goles a base de asistencias del futbolista gaditano. Incluso dejó una jugada maradoniana para el recuerdo en el Heliodoro Rodríguez López, cuando arrancó desde el centro del campo para marcar un gol antológico.
Era el favorito de la afición por aquel entonces. Sin embargo, poco a poco empezó a diluirse aquel Lazo de Primera. La pandemia no ayudó y desde entonces el extremo sanluqueño nunca jamás volvería a ser el mismo. El club siguió creyendo en él y le hizo un contrato de larga duración tras terminar aquella temporada.
Aunque después de las vacaciones todo siguió igual o peor. El despliegue físico de Lazo no era ni una sombra de lo que fue en su momento y no atinaba en jugadas muy sencillas para él antaño. Sus disparos desde fuera del área pasaron de ser letales para el portero a serlo para las ventanas de los edificios colindantes. La afición empezó a desencantarse con él. Razones no le faltaban.
Aún así, al término de la temporada 20/21, Lazo volvería a recibir una extensión de contrato. La dirección deportiva, la directiva y el cuerpo técnico encabezado por Rubi seguían creyendo en él, más aún después de una despampanante pretemporada en la que se volvía a ver al mismo José Carlos Lazo que deslumbró en su primer año. La temporada no comenzaría de la misma manera, aunque a lo largo de la misma el de Sanlúcar fue de menos a más hasta terminar siendo regularmente titular con Rubi.
La lesión muscular que sufrió ante el Cartagena el 2 de enero le terminó lastrando para el resto de la temporada. Se perdió muchas jornadas y en su regreso se mostró temeroso a la hora de seguir aprovechando su buen disparo. De nuevo, perdió la confianza y la titularidad. Únicamente en las últimas jornadas se pudo ver de nuevo a un buen Lazo con destellos de la calidad que atesora.
Ahora el futuro del futbolista gaditano es una incógnita. El jugador tiene contrato hasta 2027 y Rubi siempre ha dejado claro que confía en él, aunque ya hay algunos equipos que han preguntado como el Zaragoza. Todo dependerá del nivel de los refuerzos en una posición que ha sido la más irregular de la temporada, la del extremo. Una venta se presenta complicada, puesto que la inversión fue de alrededor 4 millones de euros. Una cesión a Segunda División podría bajarle el valor a Lazo en el caso de no salirse. Estos meses de verano serán claves para el de Sanlúcar, que vuelve a tener otra bola de partido para continuar en el Almería, aunque lo más probable es que siga a las órdenes de Rubi un año más.