El Sevilla FC anda bastante mosca con los árbitros y con los comités de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Encerrados en un bucle de constantes agravios y dobles raseros, se siente casi un objeto de burla para la justicia deportiva en España. El arbitraje de Ortiz Arias ante la Real Sociedad, con las expulsiones de Sergio Ramios y Jesús Navas, y su inflexible redacción del acta aumentaron sobremanera el enfado en la parroquia nervionense, un malestar simbolizado con el reseñado incidente en el túnel de vestuarios entre el colegiado y el presidente, José Castro, y que ha cavado aún más profundidad con las sentencias emitidas este miércoles.
Desde las altas esferas de Nervión sienten que los comités llevan tiempo riéndose en sus caras y, más allá de si llevan o no razón en esta apreciación, se puede decir que este miércoles el Comité de Competición le ha dado más motivos para sentirse ninguneados. Tras el partido liguero del pasado domingo en Anoeta, tanto los servicios jurídicos de la Real Sociedad como los del Sevilla FC presentaron alegaciones al acta de Ortiz Arias. Seguramente no hará falta seguir leyendo para saber cuáles han sido atendidas por Competición y cuáles han sido desestimadas.
El Sevilla FC estaba molesto con la expulsión de Sergio Ramos y presentó alegaciones con pruebas que demostraban que toca balón antes de golpear con sus tacos la tibia de Brais Méndez en la frontal del área. No obstante, de puertas adentro no le veían mucho recorrido al intento de librarse de un partido de sanción para el veterano central camero, pues le habría caído ese mismo castigo con esa roja o con la amarilla que le mostró en primera instancia (era la segunda).
El Comité de Compitición considera que tanto Ortiz Arias como Del Cerro Grande, desde el VAR, coinciden en la infracción, en un uso desmedido de la fuerza y en que es acción de peligro, por lo que cree que no debe 'rearbitrar' esa acción y mantiene la roja directa a Sergio Ramos. Tampoco ayudó el '4', llamando ayer prepotente al trencilla en una rueda de prensa. Sin embargo, el juez de Competición ha tenido un criterio totalmente distinto a la hora de atender un recurso muy similar de la Real Sociedad para que le retirasen una amarilla (sin consecuencias) a Mikel Merino.
Eso es lo que más mosquea. El colegiado entendió que Merino se tiraba para simular un penalti y el vídeo del club vasco quería demostrar que, aunque no sea suficiente para señalar pena máxima, hay un contacto con Badé que justifica la caída. Ahí Competición ha dado la razón a los vascos y han quitado la amonestación al centrocampista internacional aumentando la sensación de agravio que viene denunciando el Sevilla FC desde hace años.
Para mayor enfado nervionense, entendían que el gesto de tocarse la cara de Jesús Navas fue aislado, no incidió en su protesta y, además, se trata de un jugador con un comportamiento ejemplar que nunca había sido expulsado en 484 partidos en LaLiga. Entienden que Ortiz Arias debió tener un poco de esa empatía que De Burgos Bengoetxea justifica tras demostrársela a Vinicius en un Sevilla-Real Madrid; pero además reconoció pronto su error y se disculpó. Pues no ha servido de mucho. Hoy se han confirmado los peores augurios y al palaciego le han caído dos partidos.
Ahora, el Sevilla FC tiene la posibilidad de seguir recurriendo al Comité de Apelación y al TAD; pero los antecedentes invitan a dar por sentado sendos rechazos. Y es que en esa sensación de menosprecio y burla por parte de la justicia deportiva ya llueve sobre mojado. En la primera jornada, no sirvió de nada las pruebas de vídeo que demostraban que Loïc Badé no tocaba a Hugo Duro y fue injustamente expulsado ante el Valencia. No hubo perdón para el francés. Ni siquiera una cautelar (necesaria ante la plaga de bajas atrás). Más de lo mismo el curso pasado con una surrealista roja a Pape Gueye ante el Atlético de Madrid, con una segunda amarilla en una acción a ras de suelo en la que ni siquiera está cerca de poder tocar la pierna del rival. Ahí tampoco sirvió para nada llegar hasta el final.