Era muy difícil, por lo que el consuelo de haber asegurado la Europa League, después de un triunfo mucho más trabajado de lo que dicta el resultado ante el Copenhague, satisface en Nervión, aunque, una vez firmado el 3-0 para quitarse un lastre enorme de encima con el primer triunfo en el Ramón Sánchez-Pizjuán de la temporada, soñaba el Sevilla FC con una ayuda de Haaland y compañía. El líder indiscutible del Grupo G, con 10 puntos, visitaba el Signal Iduna Park con la posibilidad no ya de certificar su pase a los octavos de final de la Champions League, en el bolsillo ya, sino la primera plaza y una ligera ventaja (con el factor campo) que amenazaban los alemanes, que les habrían dado caza en caso de triunfo. Al final, como suele pasar en estos casos, el empate convenía a ambos y fue lo que se dio, aunque Kobel detuvo a Mahrez un penalti en la segunda mitad.
De haber vencido los de Guardiola, sumarían ahora 13 y no 11 puntos, por 7 (y no los 8 vigentes) del Borussia, por lo que la escuadra de Sampaoli, con 5, podía ilusionarse con una complicada carambola en la última jornada de esta Fase de Grupos, ganando en el Etihad Stadium y cruzando los dedos para que el Copenhague se sacase la espinita derrotando a los aurinegros. Pero esas elucubraciones terminaron, ya que, en el mejor de los casos (ese doble marcador favorable a los blanquirrojos), darían casa a los teutones, pero el empate a 8 unidades favorece al conjunto de Edin Terzic, que se lleva el duelo particular al vencer en la capital hispalense por 1-4 y empatar a uno en el otrora Westfalenstadion.
Por todo lo anterior, el Sevilla FC ya sabe que, ocurra lo que ocurra el próximo 2 de noviembre, su destino será la Europa League, competición fetiche en Nervión, donde pueden presumir de seis títulos. Los hispalenses, eso sí, deberán enfrentarse con un segundo de grupo de la UEL, que nunca podrán ser Real Betis o Real Sociedad por ser españoles, en la denominada ronda de 'play off'. Una especie de dieciseisavos de final que trata de ser justos y de no premiar ni a los que no sean campeones de la Fase de Grupos ni a los descolgados de la Champions, rebautizados en tono jocoso por José Mourinho como "tiburones fracasados". Esa eliminatoria, de la que se zafaría el eterno rival heliopolitano en caso de sumar este jueves en su visita al Ludogorets, se jugaría el 16 y el 23 de febrero, aunque el sorteo se realizará a partir de las 13:00 horas del próximo 7 de noviembre.