Antonio José Medina8 min lecturaJorge Sampaoli sacó de entrada un Sevilla continuista con lo visto en los últimos partidos, con Gudelj ocupando la posición que había dejado libre el lesionado Marcao, con Jordán de pivote y Rafa Mir arriba. Sorprendía con Acuña repitiendo en el lateral izquierdo después de que Alex Telles ocupara esa posición en la mayor parte de los partidos con el argentino al mando y con el regreso de Lamela al once.
El Papu Gómez era el encargado de hacer el papel de Isco Alacón y Oliver Torres, como suele ser habitual, regresaba a centro del campo con la vuelta de la competición liguera.
Joan Jordán hacía la doble función de convertirse en el quinto central cuando atacaba el Betis y sumarse a la creación en el centro del campo junto a Rakitic -en la parte baja del cuadrado- cuando era el cuadro sevillista el que tenía el balón.
Rafa Mir, como en Manchester, buscó muchas veces recibir escorado en la banda derecha, donde no le seguían los centrales y podía captar alguna pelota en lucha con un Álex Moreno que físicamente es menos poderoso.
Luego, con la locura en la que entró el partido tras la expulsiones, Sampaoli tuvo que mover mucho sus piezas. Primero, dando entrada a Navas por el delantero centro para que cubriera la baja de Montiel. Luego, ya con el Sevilla en superioridad, devolviendo una referencia como En-Nesyri y quitando a uno de los mediapuntas; y finalmente, dejando al equipo sin pivote (Jordán) para meter a otro punta, Dolberg, cuando el Betis estaba completamente encerrado.
Mantuvo vivo al equipo hasta que llegó el empate. Falla en el gol de Navas, pero nadie se esperaba ese rechace y, cuando le llegó, sólo le dio tiempo a poner la mano. Sacó dos mano a mano ante Borja y Alex moreno que podrían haber sentenciado el partido.
Estaba siendo el mejor del Sevilla de notable alto, había frenado a Alex Moreno, había evitado un gol de Ruibal... pero una dura entrada al lateral catalán del Betis le costó una cartulina roja directa.
Partidazo el suyo. Mucho antes de que llegara su gol, su tiro al palo y la gran ocasión del último minuto, que sacó Bravo, ya había tenido que lidiar con la más fea en defensa, en la que Borja Iglesias les dio mucho trabajo.
Muy bien el neerlandés, que va a más tras salir de su lesión. Se posicionó bien en defensa y dio salida de balón, una faceta en la que el Sevilla sufrio menos que en Manchester.
El argentino jugó la primera parte y se lo dejó todo. Casi mejor en el plano ofensivo que el defensivo, su técnico lo situó muy adelantado, aprovechando que Sabaly no subía tanto como Álex Moreno.
Buen partido en ssu doble posición de creadror y destructor. No necesitó utilizar la fuerza que sí usaron otros para frenar las acometidas del rival. Otra vez fue protagonista en el Villamarín, ya que recibió la plancha que le costó la expulsión a Borja Iglesias.
A su ritmo, pero cuajó un buen partido en croata, en especial en la segunda mitad, en la que se movió entre líneas ayudando a crear superioridades y romper la muralla que el Betis había creado tras quedarse con uno menos.
Otra cosa no, pero no se puede decir que no lo intenta. Es el jugador más vertical que tiene el Sevilla y se quedó, tras la expulsión de Montiel, como referencia en ataque. Con la entrada de En-Nesyri y Dolberg fue retrasando su posición, entrando más en contacto con el balón. Contó con una de las mejores ocasiones, en la que dejó atrás a un rival y metió una rosca que pasó rozando el palo.
No vivió su mejor partido el extremeño, que formó junto al Papu Gómez el parte alta del cuadrado. Pese a ello, de dejó la piel y ayudó, siendo la primera línea de presión, a que el Betis llegara poco en la primera parte.
Asúmió la construcción del juego del Sevilla y logró mover de un lado al otro el balón hasta que encontraba a Telles o Navas para que pusieran el esférico en el área. Le faltó, tal vez,
Lo primero que hizo fue rematar a su propio palo un centro del Betis. Fue el sacrificado tras la expulsión de Montiel, pero le dio tiempo a tener la que fue la mejor ocasión del partido hasta ese momento. Llegó tras aprovechar una cesión atrás del rival, sorteó a Bravo y lanzó a portería vacía, pero muy flojo, lo que le dio tiempo a Edgar para despejar.
Lo primero que hizo fue meterse un gol en su portería. Luego llegarían las dos expulsiones béticas y se instaló en el campo contrario, metiendo balones constantemente que pocas veces encontraron rematador. Fue protagonista de la última jugada del partido, con su pase atrás a Gudelj, que sacó Bravo.
Suplió a Acuña y se situó como extremo, ya que su equipo jugaba en superioridad y SAbaly no subía. Al igual que Jesús Navas, puso buenos balones en el corazón del área, pero no encontraron rematador.
Todavía se estara explicando cómo un remate franco de cabeza casi acaba en el mismo lugar de donde salió la pelota. Tuvo alguna más, pero se nota que no está enchufado.
Entró por Jordán en el último cuarto de hora para tratar de romper la defensa bética y casi ni tocó el balón.
El técnico argentino preparó un plan de partido perfecto que, su bien apenas le permitió crear nada en ataque, sí impidió que el Betis jugara con la comodidad que suele hacerlo en casa. Su manejo en los cambios tras las expulsiones permitió a su equipo asumir el rol de dominador, aunque no llegó con la claridad que él habría querido.