El Sevilla FC está inmerso este verano en un evidente cambio de ciclo, como demuestran las despedidas que se están viviendo en estos días. Hombres como Erik Lamela y Óliver Torres han dicho adiós tras cumplir sus contratos, poniendo punto final a su etapa en Nervión.
En el caso del argentino, un Erik Lamela que arribó en el verano de 2021, fruto, posiblemente, de la última gran operación de Monchi como director deportivo sevillista. LaLiga aún no había llegado al acuerdo con el fondo CVC para conseguir financiación tras la pandemia y los clubes españoles, asfixiados por las consecuencias del Covid, estaban obligados a sanear sus cuentas. De ahí que el de San Fernando acabara llegando a un acuerdo con el Tottenham para vender a Bryan Gil a cambio de 25 millones de euros y el pase de Erik Lamela, que rescindía contrato con los 'Spurs' para llegar a Nervión como agente libre, estando valorado su pase en unos 15 millones de euros.
En total, 40 kilos por un brillante canterano como Bryan Gil que no contaba demasiado para Lopetegui y que, sin saberlo en ese momento, acabaría retornando más tarde al Sánchez-Pizjuán en calidad de cedido para ganar una Europa League como blanquirrojo. Un título que, irónicamente, fue factible gracias a la intervención de ambos en las semifinales ante la Juventus, donde Lamela marcó a pase del barbateño. Ironías del fútbol.
Lo que pocos saben, sin embargo, es que esa operación con el Tottenham por Bryan y el gol -años después- a la Juventus quizá nunca se hubieran podido dar. Y es que el de Barbate estuvo mucho antes muy cerca de acabar recalando en el FC Barcelona. Nos remontamos varios años en el pasado, cuando el joven Bryan Gil era todavía un crío en edad infantil. Los azulgranas estaban dispuestos a robar al talentoso y fino barbateño, que ya estaba destacando en los escalafones inferiores del Sevilla.
A esa edad es imposible pagar por un futbolista, impidiéndolo la FIFA por normativa. Sin embargo, existen numerosas fórmulas para hacer convencer a la familia: cuantiosas becas para el estudio, trabajo para los progenitores, buenos colegios, casa, etc... En fin, que el Barcelona estaba dispuesto a llevárselo. Tanto, que el padre del pequeño Bryan se plantó en las oficinas del Sánchez-Pizjuán para comunicarle a Monchi y los suyos que se iban a la ciudad condal. Todo estaba prácticamente decidido y la familia se marchaba a Barcelona a iniciar una nueva vida.
Sin embargo, un astuto movimiento por parte de la secretaría técnica sevillista lo evitó. Ya en Nervión habían hecho un gran esfuerzo por traerse al pequeño Bryan Gil desde Cádiz, dándole trabajo a su padre y ayudando a su familia en un sinfín de aspectos, siendo de origen muy humilde. Por ello, tampoco estaban por la labor de dejarlo marchar tan fácil. Hasta el punto de que pusieron toda la carne en el asador y realizaron un movimiento que nunca antes habían hecho por un canterano de tan corta edad.
La familia de Bryan Gil necesitaba un coche para desplazarse, pues no disponían de él. Y en esas que el Barcelona apareció, pues le puso todas las facilidades para ello. Los de Nervión, sin embargo, no fueron menos y acabaron moviendo cielo y tierra para disponer de 12.000 euros que facilitaran la compra de ese coche y, por consiguiente, Bryan Gil continuara en la carretera de Utrera. El movimiento, como era de esperar, generó bastante polémica en el seno de la dirección deportiva sevillista, donde no todos estaban de acuerdo con ello al generar un precedente que, de filtrarse, podría llegar a otras familias y padres de jóvenes promesas.
Sin embargo, salió a las mil maravillas y esos 12.000 euros para un coche permitieron la continuidad de Bryan Gil, quien años más tarde llegaría al primer equipo del Sevilla FC, dejaría 25 millones de euros en sus arcas y posiblitaría la llegada de Erik Lamela, con quien, irónicamente, acabó tocando plata como sevillista.