Seguramente hubo más nervionenses repartidos por el resto de las gradas (como, por ejemplo, familiares de la plantilla blanquirroja en Preferencia), muchos de ellos de incógnito por aquello de tratarse de un partido de Alto Riesgo, aunque el Real Betis cedió oficialmente al Sevilla FC para el último El Gran Derbi de la temporada 23/24 530 entradas, casi 400 repartidas entre sus abonados y algo más de un centenar destinadas a compromisos institucionales y peñas. Los destinatarios de las mismas, como manda el protocolo, partieron a la hora indicada del Ramón Sánchez-Pizjuán para recorrer a pie los cuatro kilómetros que les separaban del Benito Villamarín, escoltados por la Policía para evitar incidentes. Tras alrededor de una hora de camino, los hinchas visitantes llegaron a su destino, no sin antes protagonizar un hecho de sombrerazo cuando transitaron por las inmediaciones del Hospital Virgen del Rocío.
En este centro médico luce, desde hace cinco años, la Azotea Azul, un espacio lúdico-terapéutico al aire libre situado en lo más alto del Hospital Infantil donde los menores ingresados y sus familias pueden salir a respirar, a desconectar y a reír un poco, que hay tiempo para todo cuando toca pasar por estos tragos. Aunque no son todos, gracias a Dios, pacientes de oncología, sí hay niños y niñas luchando contra esta maldita enfermedad, algunos de los cuales se encontraban en esta zona de esparcimiento auspiciada por la Fundación El Gancho cuando los aficionados del Sevilla FC marchaban en dirección a La Palmera. Sin pensarlo, éstos dirigieron cánticos de 'campeones, campeones' a los chavales y sus allegados, que devolvieron el gesto con saludos desde lo alto. De largo, el mensaje más acertado que pudo salir por sus bocas, más allá de los ánimos a su equipo, durante la jornada del domingo.
Como documenta la fotoperiodista María de la O Ortiz Vicente, la expedición nervionense tuvo también un detalle con el personal del hospital que les observaba, la mayoría con sus mismos colores y a pie de calle. El cortejo gritó 'Sanidad pública' en varias ocasiones, lo que fue agradecido y aplaudido por enfermeros, médicos y celadores. No hace falta estar en pandemia para dar su sitio a los miles de profesionales del sector asistencial que se desviven a diario por atender de la mejor manera posible a los pacientes que hacen uso muy a su pesar de los servicios que ponen a disposición de los ciudadanos las autoridades nacionales, regionales y locales, a menudo aquéllos desbordados y sin todos los medios humanos y materiales que desearían para hacer mejor su trabajo.