José López4 min lecturaEl Comité de Competición de la RFEF sorprendía ayer al dejar sin efectos disciplinarios la expulsión de Vinicius Junior durante el partido de la trigésima quinta jornada de LaLiga, que su equipo disputó en Valencia.
Todo el mundo esperaba que al atacante brasileño le cayeran un mínimo de dos partidos, la sanción habitual por ese tipo de agresiones cuando no se tienen antecedentes. Incluso se barajaba que el Madrid le diera ya vacaciones y no tuviera que volver en el último partido. Sin embargo, el levantamiento de la sanción lo cambia todo.
"Vistas las alegaciones y la pruebas videográficas y gráficas aportadas por el Real Madrid respecto a la expulsión impuesta en el minuto 95 del encuentro al jugador Vinicius, este Comité de Competición considera que el club alegante señala en un extenso escrito de alegaciones que concurren tal y como se derivarían de las pruebas videográficas y gráficas aportadas diversas causas que desvirtúan la presunción de veracidad del acta arbitral", señala el comité. El comité considera que "lo sucedido se enmarcaría en una permanente y total impunidad, durante la presente temporada, de diversas acciones de agresión física y verbal, por parte de adversarios y aficiones, frente al jugador expulsado, todo ello ante la pasividad del colectivo arbitral, de la RFEF y de LaLiga".
La decisión de Competición, que incomprensiblemente va contra los árbitros y el CTA, de la propia RFEF, añade críticas al árbitro, por las dos actas emitidas, en la que sólo apuntó los insultos en la segunda de ellas; al VAR, por emitir de forma parcial las imágenes de la pelea que acabó en la agresión, algo que le ha costado el puesto a Iglesias Villanueva; y califica de arbitrariedad lo publicado en el acta.
Esos son sólo algunos de los argumentos esgrimidos por Competición para quitarle la roja en medio de todo el maremágnum provocado por los insultos racistas en Mestalla y las opiniones del fútbol mundial al respecto.
Sin embargo, crea un problema no previsto. Lo que iba a ser un fin de temporada al menos tranquilo en ese aspecto se complica. Vinicius iba a jugar como mucho el último partido, en el Bernabéu, e iba a recibir el apoyo de los suyos ante el Athletic. Y ahora, aparte de que también lo habría tenido hoy en el duelo frente al Rayo -no jugará por lesión-, debe visitar el domingo el Ramón Sánchez-Pizjuán y enfrentarse a una afición al que la RFEF y LaLiga tienen habitualmente en su punto de mira.
Eso le traslada el problema al Sevilla, porque con lo caldeado que está el ambiente, cualquier cántico o insulto podría tomarse como más de lo que es y tener consecuencias funestas para el club de Nervión y para sus aficionados. Y el equipo nervionense pagar el pato de lo que otros sembraron.