Instalado en la mitad de la tabla, décimo con 36 puntos en su casillero, Osasuna tiene la permanencia virtualmente en el bolsillo, pero anda lejos de soñar esta campaña con Europa. A falta de diez jornadas para que se eche el telón del campeonato, el conjunto navarro afronta un final de temporada tranquilo, salvo por la incertidumbre que rodea a al futuro de su entrenador.
Jagoba Arrasate cumple su sexta temporada en El Sadar, adonde aterrizó en 2018 para llevar a los rojillos a Primera división, y en el entorno del club sigue existiendo la idea de que el proyecto no está agotado, abogando por su continuidad más allá del 30 de junio, cuando finaliza su actual contrato.
Así, los dirigentes de Osasuna ya le han trasladado una oferta de renovación, pero el preparador vizcaíno ha aplazado su decisión hasta más adelante, pese a que ya hay poco en juego. Él mismo lo ha dejado caer en cada comparecencia de prensa, en la que es cuestionado por su futuro desde que a finales del pasado mes de febrero la entidad pamplonesa decidiera dar el paso de reunirse con el técnico y con su agente.
A tenor de sus declaraciones, podría pensarse que está meditando cambiar de aires, abriendo interrogantes sobre la planificación o la duración de su nuevo contrato. Pero en el seno de Osasuna, lejos de tomarse a mal sus palabras, están convencido de que seguir una campaña más, tal y como informa Diario de Navarra.
Es más, la entidad ni siquiera tiene un plan B preparado por si hubiera sorpresa final. La idea es dejarlo todo atado en un plazo de dos semanas, después de recibir al Real Madrid, aprovechando el parón liguero que sucederá al partido ante el conjunto blanco, en el que el propio Arrasate dirigirá a la selección de Esuakadi en su amistoso ante Uruguay.
Tras ese encuentro, que tendrá lugar el 23 de marzo, está previsto que haya una reunión entre las partes, antes del encuentro frente al Almería. Un cónclave del que Osasuna espera salir con el ‘sí’ del técnico de Berriatua, dando paso a la que sería su cuarta renovación.
A partir de ahí, se tratarían asuntos más concretos como la extensión del nuevo vínculo, que podría ser por un año más, hasta 2025, o el proyecto deportivo, en el que no debe haber problemas a priori dada su buena sintonía con la dirección deportiva. Aunque hasta que no esté todo cerrado, la incertidumbre continuará, puesto que Arrasate se ha hecho con un nombre y deberá valorar si le convencen más otras posibles ofertas.