Los días de Messi en París están contados. Con el FC Barcelona soñando con su regreso y con la liga saudí y la MLS pujando por el astro argentino, el futuro del delantero del PSG parece estar lejos ya del Parque de los Príncipes. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que la directiva decida renovarle y apostar un año más por el albiceleste. Sobre todo, después de escuchar cómo le ha recibido la afición por segunda vez.
Y es que en la previa del partido ante el Olympique de Lyon, cuando el videomarcador anunció su nombre, los ultras del PSG comenzaron a pitar tal y como ya hicieran ante el Rennes el pasado 19 de marzo. Además, esta pitada se hace más notable porque justo antes que él va Mbappé, a quien sí aplauden de manera sonora la afición parisina, por lo que el contraste que se produce es aún mayor.
Y por muchos ceros que puedan ofrecerle desde los despachos, si algo no tolera Messi es que la afición esté cuestionando su trabajo en el césped todos los días. Esta noche, el equipo comandado por Galtier cayó por la mínima ante el Lyon en un partido en el que ninguna de las estrellas parisinas fueron capaces de perforar el marco rival.
El partido estuvo muy igualado. Mbappé y Messi fueron protagonistas para el PSG y tuvieron las mejores ocasiones de los locales. El delantero francés con acciones llenas de potencia y verticalidad y el argentino con sus clásicos regates y tiros con el interior del pie al palo largo. Pero les faltó precisión a ambos para poder acertar y batir a un sensacional Lopes.
La victoria del Lyon bien pudo ser más abultada si, al filo del descanso, Lacazette no hubiese mandado al palo un pena máxima cometida por Donnarumma cometió un penalti. En la segunda parte, el PSG mostró otra cara totalmente diferente. Con llegadas desde ambos costados con los laterales muy adelantados, se plantaban con mucho peligro en la portería del Lyon. Sin embargo, el fútbol es caprichoso y en una de las muchas transiciones ofensivas que estaba haciendo el conjunto 'lyonnais' liderada por Kumbedi se iban a poner por delante gracias a un remate de primeras en el segundo palo de Barcola que hacía saltar por los aires el Parque de los Príncipes.
Menos de tres meses le quedan a Messi para reconciliarse con su afición. En el fútbol puede pasar cualquier cosa, pero la despedida del campeón del mundo de París parece inevitable.