Tras la primera ronda de fichajes de este verano, en la que Ramón Planes se centró en atar e inscribir a Ayoze Pérez, Héctor Bellerín y a Marc Roca, había dos operaciones que el director deportivo del Real Betis tenía entre ceja y ceja y para las que quería aprovechar sus contactos y su experiencia en Barcelona. Una era Ez Abde y la otra Nico González.
No eran operaciones fáciles porque el Barça no quería cesiones y sí hacer caja. Y porque con Abde estaba a la espera de saber qué pasaría con Dembélé o con Ansu Fati. Al final, el marroquí fue el que presionó para salir y llegó a Betis a un precio muy asequible sobre la bocina y el Barça hizo una operación parecida -un millón más cara- con el Oporto por el hijo del exdeportivista Fran. Firmó hasta 2028 con los 'Dragones'.
Mucho tuvo que ver en ello su agente, Jorge Mendes, que ha manejado los hilos en los fichajes del Barça este verano y que, sólo en la última semana, hizo tres operaciones: Ansu Fati, Joao Cancelo y Joao Félix.
Nico aceptó la opción de un Oporto que le permitía jugar la Champions y crecer, y que buscaba piezas en el centro del campo. Y empezó jugando con Sergio Conceiçao. Jugó los cuatro primeros partidos de la Liga portuguesa, fue titular en tres de ellos junto a Eustaquio en el doble pivote, pero en el último de ellos, ante el Arouca, cometió un grave error que costó el empate y desde entonces ha perdido la confianza de su técnico.
Conceiçao le sustituyó nada más llegar el tanto del Arouca, no le convocó en el siguiente partido, ya tras el parón, y no ha jugado ni un minuto en los dos siguientes. Sólo disputó los 17 últimos minutos del duelo de Champions ante el Shakhtar Donetsk, en el que su equipo ganaba 1-3 y quiso meter fuerza en el centro del campo para aguantar el resultado.
En estos últimos encuentros, el argentino Alan Varela, que llegó a mediados de agosto para añadir alternativas en el centro del campo, le ha quitado el puesto. El ex de Boca ejerce de pivote en los 'Dragones, mientras que Eustaquio le acompaña con tareas más ofensivas.
El fichaje de Nico habría frenado, posiblemente, la llegada de Altimira en el Betis, aunque también estaba pensado para el caso de que Guido Rodríguez o William Carvalho hubieran aceptado algunas de las ofertas que tenían. No cuajó ese fichaje y, posiblemente, a día de hoy se esté arrepintiendo.