El Celta de Rafa Benítez ha firmado un comienzo pésimo en LaLiga y ahora ocupa puestos de descenso con solo seis puntos en su casillero y una única victoria. El equipo no arranca a las órdenes, lastrado, entre otros motivos, por la preocupante sequía del que ha sido su salvador durante las pasadas temporadas, Iago Aspas.
El de Moañas arrastra su peor arranque como olívico de la historia, hasta el punto de que no ha visto portería en los nueve partidos ligueros, lo que supone un problema muy serio para el Celta, acostumbrado a sobrevivir con su habitualmente garantizada aportación anotadora. Por ejemplo, la campaña pasada ya sumaba seis goles a estas alturas del campeonato, para finalizar con 12, seis menos que en la 21/22, y dos por debajo de los conseguidos en la 20/21.
De momento, la aportación concreta de Aspas se reduce a dos asistencias más allá de su elevado peso en generación del juego del Celta, precisamente donde se halla posiblemente la causa de que el delantero todavía no haya estrenado su casillero de goles. Y es que desde que llegó al banquillo, Rafa Benítez tomó la decisión de retrasar su posición para que participara en la elaboración ante la ausencia del medio ofensivo que había pedido en el mercado estival y que finalmente no llegó.
Esta situación en el campo le aleja de la zona de remate y, aunque tiene orden de incorporarse desde atrás, habitualmente siempre llega tarde y no suele estar en posición franca cuando se le necesita, al contrario de lo que ocurría cuando jugaba en su puesto natural, siempre en el sitio correcto. Este pluriempleo al que Benítez le condena ha pasado factura a Aspas y de ahí que se busque una solución urgente.
Así, presionado por la marcha del equipo, el técnico madrileño se ha planteado como solución variar su plan con el atacante de manera que aumente su presencia en la zona de influencia de gol, lo que, sin duda, otorgará más mordiente a un Celta que necesita compensar su debilidad atrás con más pegada arriba. De ese modo, Rafa Benítez tiene tiempo en el parón para trabajar en esta línea, con Aspas un paso por delante, a la espera de que enero la directiva cumpla su promesa de firmar a un centrocampista ofensivo que acapare las funciones que ahora adopta Aspas en detrimento de su olfato goleador.
Claro que antes debe llegar a enero vivo en el cargo, por lo que la decisión debe tomarla ya a pesar de que Carlos Mouriño ha asegurado que, por ahora, "no se cuestiona" la continuidad del madrileño en el banquillo celeste. Pero toda paciencia tiene límite.