El Celta regresa del parón con el agua al cuello y la necesidad de reaccionar cuanto antes después de un pésimo comienzo de campaña que le ha situado en puestos de descenso, con una sola victoria en las primeras nueve jornadas. Por ello, los olívicos regresan a LaLiga con la obligación de, al menos, sumar en Balaídos contra el Atlético de Madrid y encadenar una serie de resultados positivos de inmediato para no meterse en verdaderos problemas.
A pesar de la compleja situación, la directiva celeste ha apostado por continuar con Rafa Benítez en el banquillo, hasta el punto de que recientemente reiteró la confianza en su proyecto, pero la paciencia de la planta noble no es infinita a pesar de estar condicionada por el factor económico.
El presidente céltico, Carlos Mouriño, firmó por tres temporadas al madrileño a razón de cinco millones de euros por curso, lo que, hasta ahora, ha limitado el margen de maniobra y frenado la posibilidad de sustituirle, pues el despido supondría un duro golpe a la economía del club por el elevadísimo coste del finiquito.
Sin embargo, en Balaídos son conscientes de que por mucho que les duela realizar ese potente desembolso, reflejo de que habría fracasado la gran apuesta del verano por Rafa Benítez, no se le puede mantener de forma indefinida si no existe una reacción por parte del equipo en un determinado plazo de tiempo. Así, la directiva ha tomado la decisión de aguantar como mínimo lo que resta del mes de octubre aunque los resultados no acompañen, pero, a partir de ahí, empezarán a plantearse seriamente el despido, pues entienden que el equipo no pude llegar a Navidad hundido en los puestos de descenso.
Noviembre será clave, pues se contemplará más allá de los asuntos económicos la posibilidad de poner fin al proyecto de Rafa Benítez pese a la ilusión y la inversión depositada en esta nueva etapa en el banquillo céltico. Una tesitura harto complicada para el entrenador, pues el Celta afronta un calendario complicado que podría suponer su condena definitiva.
De hecho, en este mes recibe al Atlético y después se desplaza a Montilivi para medirse al lanzado Girona, por lo que corre el riesgo de acabar octubre muy tocado. Ya en noviembre arranca con la visita del Sevilla de Diego Alonso y continúa su periplo con otra salida muy complicada a San Mamés. En el caso de que no lograse remontar en este tramo, cabe la posibilidad de que Mouriño se atreviera a cortarlo, aunque no se descarta que el choque en Mestalla con el Valencia o el de casa con el Cádiz marquen el fin de su etapa si no firmase la victoria.
Sea como fuera, el Celta, a pesar de las reticencias financieras, le ha puesto fecha de caducidad a Rafa Benítez.