Nada hay nada escrito sobre gustos personales y menos a estas alturas, pero lo que para muchos fue algo insignificante, otros lo vieron como una auténtica vergüenza en las gradas de Balaídos. El encuentro entre el Celta de Vigo y el Real Madrid se las prometía al ser uno de los encuentros de la jornada señalados. Por parte del equipo de Ancelotti poco hay que decir, uno de los candidatos al título y casi invencibles esta temporada; mientras que el conjunto de Claudio Giráldez se ha plantado el cartel de revelación en este arranque, a pesar de algunos resultados negativos. Su estilo propio y su cambio con respecto al curso pasado es un aspecto a destacar.
Centrándonos en lo que sucedía en la grada más que en el césped, Balaídos se preparó para la cita por todo lo alto. El Oliveira dos Cen Anos sonó como nunca antes del partido, interpretado por las Fillas de Cassandra, Un ambiente espectacular y todo el graderío teñido de celeste. El equipo de Giráldez se veía con posibilidades incluso y lo cierto es que pusieron en aprietos al Real Madrid.
Ese azul celeste quedó ‘manchado’ en cierta manera con una de las imágenes de la jornada. Las cámaras de televisión mostraron en las gradas a un hombre que vestía una camiseta mitad del Celta de Vigo y mitad del Real Madrid, algo que para muchos no pasó desapercibida. Las redes enseguida se pronunciaron en contra de este detalle, sobre todo por parte de la afición del equipo gallego.
“Una vergüenza”, “Traidor”, “Hay cámaras, que el identifique el club y si es abonado del Celta que se le devuelva el dinero y que se le retire el carnet ya mismo”, comentaban algunos aficionados a través de las redes sociales. Una imagen muy comentada y que varios aficionados la criticaron. Cada uno es libre de hacer lo que quiera claro está.
El encuentro se vivió con mucha emoción como mencionamos. De hecho, el equipo de Giráldez pudo dar la sorpresa. Aunque lo cierto es que los errores se pagan caro y un fallo de Fran Beltrán, que no acostumbra a hacer muchos, propició el primer tanto de Mbappé. A pesar del empate de Swedberg tras una gran jugada de Mingueza, Luka Modric volvió a sacar su magia sobre el césped en la segunda mitad e iba a hacer que Vinicius se plantase solo para rematar el partido.