En la entrevista de Mágico González en los medios oficiales del Cádiz Club de Fútbol analiza su fichaje por el submarino amarillo, habla de su famoso regate, la ‘culebra macheteada’ y elige su mejor gol vestido de amarillo.
Tras el Mundial de España de 1982 el conjunto gaditano se hizo con sus servicios. “Tal vez por cómo es Cádiz, su buen rollo, por ser un sitio ameno, trabajador. Ser serios y a la vez saber llevar las situaciones de la mejor manera posible. La gente bella, encantadora. Siempre encontraba un amigo, siempre me trataron como si fuera parte de su familia. Me involucré de tal manera que me sentía como uno más en la Ciudad, en la familia gaditana. Eso para mí es lo esencial de la función del salvadoreño con el gaditano. Esa relación era muy linda de corazón para con el fútbol”.
La culebra macheteada. “La bendita culebra macheteada. Es una jugada como la de cualquier otro joven que se ponga a inventar. Es una anécdota larga. En el primer equipo que jugaba era el más menor, pero la mayoría era joven. Éramos la revolución de un equipo que se llamaba ANTEL de la que salieron muchos futbolistas buenos. Teníamos la tradición o costumbre de llegar antes, éramos poco estudiosos y llegábamos con tiempo. Había balones, tuve la suerte de tener buenos jugadores de compañeros y yo era un niño al lado suya. Se ponían a inventar toques, regates, disparos. Solo eran cosas de circo que se hacían en el sitio, no necesitaban cambio de ritmo. A mí se me ocurrió con Machón, un excelente jugador salvadoreño, mediocentro, fuerte, y me mostraba trucos"
“Se me ocurrió a mí hacer algo práctico, algo por la banda para coger línea de fondo. La puse a rodar, hice un amague para donde no iba a salir, y en mí existía el instinto del cambio de ritmo para ganarle las espaldas. Se me hizo sencillo. Así fue como nació la famosa culebrilla. Luego la hicimos mucho en El Salvador, era una acertada manera de coger la línea de fondo con la inercia del cambio de ritmo era medio gol porque venía al caso el típico pase de la muerte. Lo hice una cualidad para con mi equipo. Después de eso lo vas perfeccionando. Todo el mundo en la grada esperaba que la hiciera. No tenía mucha idea de lo que estaba haciendo, yo jugaba al fútbol por diversión, me encanta. El fútbol es algo de sangre, pertenezco a una dinastía de futboleros, de futbolistas. Todos mis hermanos jugaron al fútbol”, comenta.
Tiene claro cuál es su mejor gol. “El favorito siempre digo que es el que no he echado. Mi gol preferido es el que no he metido, el que voy a meter. Es una manera de motivarme. Una manera de positividad con la vida. Es una manera de que si mantienes esa idea, esa filosofía, demuestras que estás vivo. Es una manera de darme coba. Me sirve para disfrutar de la vida. Pensar en futuro y siempre usando el fútbol”.
Aunque si tiene claro su mejor gol con la camiseta del Cádiz. “El gol al Racing no es malo, está bien. El fútbol es como es. En ese partido bien recuerdo que venía roto, físicamente fatal. Estuve inactivo una temporada. Me fui a vivir un tiempo a Estados Unidos con mi abuela, viví una vida que no tenía nada que ver con el deporte. Eso fue en 1986. Me llamó Irigoyen para que me reincorporara al equipo. No había hecho pretemporada ni nada de eso. Esa tarde hubo un hat-trick y uno de los goles fue ese. Fue un gol muy bonito. Recuerdo que el portero me siguió hasta el centro del campo para felicitarme. El gol fue bonito y además en una Primera División. El gol del Barça tiene lo suyo también, me la fui llevando con cambios tontos de ritmo. Quedamos uno a uno en casa, no perdimos ante uno de los grandes. El del Valencia en Mestalla también fue muy bueno. Me tiran dos patadas un poco altas, los pude evitar y a la salida del arquero le anoté de vaselina y sacamos punto en Valencia. El que más me gusta es el que voy a meter”.