La lesión muscular del central italo-brasileño Luiz Felipe Ramos, quien se tuvo que retirar en el minuto veinte del partido ante el Atlético de Madrid, es la penúltima contingencia adversa que tendrá que afrontar el entrenador chileno del Real Betis, Manuel Pellegrini, en su labor de encaje de bolillos de gestionar la plantilla verdiblanca.
Luiz Felipe, quien estará ausente hasta después del Mundial de Qatar, es una baja más que sensible por su enjundia y aportación en el eje de la zaga bética desde que llegó el pasado verano libre del Lazio italiano y una pieza más a sustituir por el técnico chileno, maestro en gestionar una plantilla confeccionada al límite para pelear en cuatro competiciones: LaLiga, la Europa League, la Copa del Rey y la Supercopa de España.
Como muestra de este ajuste de efectivos, el botón de que, con la baja del internacional italiano, Pellegrini se queda con tres centrales puros para este exigente tramo de la temporada, el argentino Germán Pezzella, que ya ha sido expulsado en dos encuentros; Víctor Ruiz, que también ha arrastrado lesiones, y el canterano Edgar González. El término ajuste no es retórico, sino que responde a la planificación verdiblanca incluso una vez comenzada la temporada, con el retraso en las inscripciones del propio Luiz Felipe, el brasileño William José da Silva, el chileno Claudio Bravo, el mexicano Andrés Guardado y el capitán Joaquín Sánchez por los límites salariales de LaLiga.
El Betis ha llegado a esta fase de la temporada quinto en la clasificación de Primera división tras la derrota ante el Atlético (1-2) y clasificado para la siguiente fase en la UEFA Europa League, a falta de conocer si lo hace en primera o segunda posición del Grupo C, para lo que le restan sendos partidos ante el PFC Ludogorets búlgaro en casa y ante el HJK en Helsinki.
En LaLiga, a los de Pellegrini le quedan dos partidos fuera del Benito Villamarín frente a Real Sociedad y Valencia, y en casa ante el Sevilla FC, compromisos para los que tendrá las bajas de Luiz Felipe y la de más larga duración de Juanmi Jiménez, uno de los grandes ausentes tras la operación a la que fue sometido tras romperse los ligamentos del tobillo izquierdo el pasado 8 de septiembre ante el HJK. La ausencia del punta de Coín fue el primer gran contratiempo para Pellegrini, quien antes había perdido ya al central Marc Bartra por su marcha al Trabzonspor turco y que, poco después, tuvo que afrontar las sucesivas lesiones musculares de otro de sus jugadores franquicia, el francés Nabil Fekir.
Fekir se lesionó primero en el Bernabéu ante el Real Madrid el 3 de septiembre y, tras un mes en el dique seco, recayó en el Olímpico romano ante el Roma el 6 de octubre, desde cuando ha estado ausente de las alineaciones del chileno hasta que ayer le dio veinte minutos ante los atléticos, suficientes para dejar su tarjeta de visita con la falta que le marcó al esloveno Jan Oblak.
Los veinte minutos del domingo fueron literalmente por prescripción facultativa como desveló Pellegrini al señalar que"el cuerpo médico estimaba veinte minutos como máximo para él" y que ahora, con partidos jueves y domingo, hablarán con los galenos verdiblancos "para que esa lesión no recaiga".
Además de los lesionados, Pellegrini ha debido hacer frente a las expulsiones de sus centrales, el argentino Germán Pezzella en dos ocasiones y Luiz Felipe, más la de Sergio Canales, a quien recuperará para este tramo previo a la interrupción de la competición liguera junto a la paulatina entrada de Fekir.
Aunque el Ingeniero ha reiterado que no tiene equipo A ni B, sino a veinticinco jugadores en igualdad de condiciones, la aportación de jugadores como Canales, Fekir o Luiz Felipe no son las mismas que sus eventuales sustitutos por su peso específico y aportaciones como la del internacional galo ante los de Diego Pablo Simeone.
No se le oyen nunca quejas sobre su plantilla a Pellegrini, antes al contrario tira de lo que tiene, sube a jugadores del filial como al hispano-argentino Juan Cruz Díaz y "nunca" recurre a las ausencias "para justificar resultados", como dijo tras la derrota ante el Atlético de Madrid, más Ingeniero que nunca en el encaje de bolillos, "tarea difícil y delicada" (RAE).