Un giro inapropiado de su rodilla izquierda en una pugna con el ex sevillista Diego González durante el Elche-Betis terminó precipitadamente con la temporada de Nabil Fekir, que, con la zona caliente, pudo terminar, no sin dolor, aquel partido, aunque las pruebas posteriores determinaron que debía pasar por el quirófano para corregir su lesión en el ligamento cruzado anterior, que, roto o no del todo, hubo de ser reconstruido el pasado 3 de marzo por un traumatólogo de su confianza, Bertrand Sonnery-Cottet, el médico de toda la vida del Lyon, que ha adquirido bastante fama, por lo que acuden a él otros deportistas de elite, como Ibrahimovic. El pronóstico de los especialistas habla de nueve meses, dada la importancia de evitar recaídas, aunque el atacante francés está poniendo todo de su parte para regresar lo antes posibles a los terrenos de juego.
El campeón del Mundo mantuvo reposo los primeros días y realizó ejercicios suaves de rehabilitación a continuación, pero es una alegría verlo ya caminando con cierta normalidad este martes, cuando inició la siguiente fase de su recuperación en la Ciudad Deportiva Luis del Sol, aprovechando la maquinaria de su gimnasio y la calidad profesional de sus médicos y fisioterapeutas. Todavía le quedan muchos meses más por delante, por lo que Fekir, con la experiencia de los 213 días que estuvo en el dique seco durante la 15/16 al romperse el mismo ligamento de la rodilla derecha, ha optado por no agobiarse y plantearse pequeños retos que alcanzar, sin fijar una fecha concreta para que las expectativas no le lleguen a desanimar. En principio, pisará un poco el acelerador ya en la pretemporada de la 23/24, aunque lo más probable es que pierda parte del primer trimestre de la campaña entrante.
Aunque su convalecencia iba a ser muy elevada, el Betis optó por no acudir al mercado en busca de un recambio para el francés. La norma que permite suplir fuera de plazo ausencias por lesión de más de cinco meses está derogada, pero cualquier club con fichas libres puede acudir al mercado de futbolistas en paro que no requieran tránsfer internacional. Se planteó la opción de Isco, muy del gusto de un Manuel Pellegrini que ya lo tuvo a sus órdenes en el Málaga, pero el tope salarial ya había quedado al límite tras las contrataciones de Abner Vinícius y Ayoze Pérez para cubrir las salidas de Álex Moreno y Loren Morón.