Parece difícil de entender, pero el Real Betis, sin bajar el pistón por segundo año consecutivo en su estreno en la Copa del Rey ante un club modesto de la vecina Extremadura, volvió a dejar un rastro de agradecimiento y satisfacción en sus anfitriones. Incluso, pese a la basura y los destrozos que algunos cafres ocasionaron en el mobiliario urbano y unos pocos comercios, Almendralejo volvió a ceder el Francisco de la Hera a quien lo necesitó. Obviamente, los beneficios económicos que los más de 3.000 aficionados desplazados el año pasado superaron con creces las pérdidas. Y hasta con menos de la mitad esta vez (en 2023 se colgó el cartel de 'no hay billetes', con 11.500 entradas vendidas, por las 8.724 de 2024, con alrededor de 1.100 béticos de visita) salió a cuenta a la capital de la Tierra de Barros, que invirtió en la resiembra de un campo que acogió un amistoso de la selección femenina absoluta y el Extremadura-Girona antes del choque ante el Gévora.
Con Manuel Pellegrini como destinatario masivo de las peticiones de autógrafos y fotografías de aficionados y no tan aficionados del CD Gévora, el resto de la expedición verdiblanca cumplió con creces las expectativas de sus rivales. Lideraron la comitiva Rafael Gordillo, el mejor embajador posible no sólo por la grandeza de su legado y su condición de presidente de la Fundación RBB, sino también por ser almendralejense de cuna, aunque ha pasado a la historia como el 'Vendaval del Polígono' al criarse en la populosa barriada hispalense de San Pablo. También compareció en representación del consejo su tocayo, el Doctor Muela Velasco. Entre todos colmaron los deseos de los responsables pedáneos, pues nadie se quedó sin su camiseta del Real Betis, como transmitieron en sus redes sociales gracias a la transparencia y simpatía de su 'community manager'.
Un imitador de Lopera (QEPD) en su famoso 'speech' que comenzaba con aquello de '¡estábamos en la UVI y nadie daba un duro por nosotros!", la comunión entre aficiones, el cariño hacia el conjunto que ejercía como local desde el fondo ocupado por los hinchas béticos (si el portero del CD Hernán Cortés terminó ataviado con una máscara verdiblanca y levantando una bandera con esos colores, los jugadores del CD Gévora saltaron al ritmo de 'sevillista el que no bote') y algún detalle que se queda en el ámbito privado (por ejemplo, a los oriundos de las proximidades a Don Benito se les invitó a asistir al partido de LaLiga que eligieran, presenciando el Real Betis-RC Celta de Vigo desde la grada del Benito Villamarín) ocasionaron el agradecimiento público de los verdinegros a quienes, como el año pasado, hasta 'cedieron' un gol para algarabía y felicidad de todos. Otro sitio al que poder volver cuando quieran. Otra 'evangelización' exitosa. Así se vende la 'marca Betis'.