La Asociación Parque Vivo del Guadaíra, una de las afectadas por la construcción del Nuevo Estadio Benito Villamarín, ha reclamado este martes la revisión de los permisos para edificar el recinto, que califican de "construcción 'mamotrética' que no garantiza la evacuación de los asistentes", según recoge 'Muchodeporte', donde se recopilan las intervenciones de varios representantes de los diferentes colectivos vecinales en la jornada de debate 'El Nuevo Benito Villamarín. Un proyecto icónico controvertido', organizada por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla. En ella, Teresa García denunciaba que la obra "se sustenta en un convenio de 2003 obsoleto y desequilibrado". Cristina Rus, otra interviniente, añadía que "todas la reuniones con el Ayuntamiento y el club han sido ambiguas", ya que sólo les interesa "que se acabe el estadio, pero para uso deportivo, sin que se sepa muy bien qué uso se le dará a la parcela anexa".
Y añadía: "Tenemos el ejemplo de todo lo que está sucediendo en el Santiago Bernabéu. Nos preocupa la saturación de la zona. Un hotel y un centro de convenciones no tienen cabida en Heliópolis. La evacuación para los asistentes y los vecinos del barrio nos preocupa". El profesor Pablo Arias, miembro del departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio, reflejaba que "las grandes infraestructuras deportivas generan un cambio en su entorno", al tiempo que uno de los redactores del PGOU de Sevilla, Manuel Ángel González, ha señalado que "se ha producido un cambio en el modelo de estadio", por lo que este nuevo proyecto del Real Betis "debe demostrar que mejora la ciudad". Se une, así, al escepticismo de quienes tendrán que convivir con lo que resulte de unas obras que deberían iniciarse en 2025 y concluir en 2026.
El arquitecto Antonio González Liñán, hijo del responsable del boceto que "ganó el concurso" para la construcción del Nuevo Benito Villamarín en 1998, afirma que su padre "enfocó un proyecto en el que la funcionalidad y la estética se planteaban como un todo", sin considerar "el concepto de ampliación urbanística", porque "la parcela es muy pequeña para albergar a tantos espectadores; los límites están muy marcados". En su día, al parecer, la voluntad de los promotores de la remodelaciónera que el estadio "tuviera el menor impacto posible", mientras que, ahora, "el Real Betis ha apostado por un modelo de gestión americano, de estadio fuera de la ciudad", razón por la que se encuentra actualmente "a la expectativa de ver cómo evoluciona el proyecto".