Este jueves 22 de septiembre, Ozgur Unay Unay ha celebrado su cumpleaños. El ingeniero de origen turco cumple 56 primaveras, más bien casi otoños en este caso. Y no es baladí que festeje a título personal diez días después de que el Real Betis Balompié haya cumplido 115 años. Porque, aunque nacido en Ankara y trasladado a Andalucía por trabajo (y amor, todo sea dicho, pues su esposa es onubense) ya en 1991, el presidente y socio fundador de la consultaría hispalense UG21 quedó prendado de las trece barras prácticamente enseguida, lo que le llevó a ser abonado (desde 1995, con una única ausencia en la campaña 2005/2006), primero, y accionista de referencia, después. Ingresó en el consejo de administración, seguramente un sueño no confeso, desde la Fundación Heliópolis, a cuyo cargo principal accedió hace ahora ocho años en sustitución de Julián García de la Borbolla.
Encargado de la cantera y las infraestructuras verdiblancas, de Unay siempre se ha destacado su cercanía, tanto en persona como a través de las redes sociales, donde se muestra muy activo. Además, al turco-sevillano se le ha podido ver en encuentros informales con otros béticos, sumando siempre para, desde su parcela, contentar en lo posible a los que tienen algún problema o petición. Y eso que existe para tales menesteres la Oficina de Atención al Bético, lo que no quita que el ingeniero de caminos, canales y puertos, un firme defensor del cambio de normativa que restringe la construcción de la línea 3 del Metro de Sevilla, una necesidad histórica que, por el momento, va a quedar en el limbo por cuestiones, quizás, más políticas que de otra índole.
Amante del esquí, Ozgur no se ausentó de sus funciones, por supuesto no remuneradas. Tras la marcha de Lorenzo Serra Ferrer, otrora director general deportivo pero miembro del consejo de administración y la posterior salida de Ramón Alarcón, ahora director general de Negocio, no sólo no se reparten dividendos ni hay sueldos en el órgano rector, sino que sus componentes han tenido que aportar 300.000 euros de su patrimonio personal, añadidos a los seis millones habilitados por Ángel Haro y José Miguel López Catalán para equilibrar las cuentas ante la exigencia de LaLiga a 1 de septiembre. Pero, volviendo al jueves de su cumpleaños, Unay lo aprovechó para comprometerse con un grupo de aficionados algo molesto.
De esta forma, se mostró dialogante en la búsqueda de soluciones a problemas como la escasa visibilidad de algunas zonas del Benito Villamarín, que obliga a los ocupantes de esos asientos a ponerse de pie para ver algo, una cuestión originada por la ubicación de las cámaras de televisión y que podría solucionarse con la bajada del césped, medida cara y con varios inconvenientes, pero que está en estudio. Puede que con la próxima construcción de la nueva grada de Preferencia, gracias a los fondos europeos y del acuerdo con CVC, se aproveche para adecuar esa altura del terreno de juego para satisfacción plena de un beticismo que celebra el gran momento deportivo e institucional de su entidad.