El Betis lo deja todo (y todo es mucho) para el último día

Las dos inscripciones que faltan y, al menos dos salidas, para un intenso 'deadline day' en el que ni se espera ni se descarta la gran traca final

Óscar MurilloÓscar Murillo
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El Betis lo deja todo (y todo es mucho) para el último día
Los jugadores del Betis, formando una piña. - RBB

Se podría haber hecho antes y, sin duda, infinitamente mejor, pero el Real Betis va a dejar para el último día de la ventana estival de transferencias no menos de cuatro operaciones, puede hasta que cinco, con una traca final que no se espera, que se considera tremendamente difícil, aunque nadie en la planta noble del Benito Villamarín descarta. Vamos por partes.

De un lado, la dilación no es un mal exclusivo de los verdiblancos, como tampoco los problemas para ajustarse al tope salarial impuesto por LaLiga. El Barcelona ha tenido que 'empeñar' o revender hasta el nombre del Camp Nou. Dentro de que se trata de una broma, claro está, de mal gusto pero broma, no se podía evitar un sonrisa al leer el tuit del otro día que relacionaba el ojo morado de Laporta (fruto de accidente doméstico más aparatoso que relevante) con la sustracción por parte de un indeseable de un reloj a Lewandowski o el ataque a Aubameyang en su propio domicilio (que ha causando al gabonés una fractura de mandíbula por defender a su familia) con la solución culé a su altísimo descuadre en el LCPD. Como defensa de los catalanes, han retransmitido casi en directo sus jugadas con las bautizadas como 'palancas', que no son más que la cesión a terceros de ciertos activos o la creación de sociedades vehiculares para su explotación.

Hay a quien le pierde su inquina hacia Haro y Catalán, que no son ni amigos ni santos de mi devoción en según qué decisiones, pero que se han encontrado la misma jugarreta por parte de Tebas que FCB, Atlético de Madrid (más listo al no salir a explicar cómo sin recaudar los 40 millones necesarios, según su presidente, ha podido inscribir a Nahuel Molina... y seguro que al final ni vende a Griezmann), Getafe, Villarreal, Almería o el mismo Sevilla. Monchi ha logrado plusvalías por todos los que ha tenido que soltar (salvo por De Jong), pero ha tenido que desprenderse de sus tres futbolistas con mayor valor de mercado por debajo de éste y sin estar ninguno en su último año de contrato. Es verdad que la mayoría quería irse, aceptando una continuidad en la 21/22 supeditada a la promesa de su 'liberación' este verano.

El gran problema del Betis, quizás, esté en el envejecimiento de una plantilla que, pese a su evidente revalorización, no ha tenido una respuesta conveniente en el mercado. Los dirigentes verdiblancos han podido obtener modestas plusvalías, pero ganancias al fin y al cabo, por Álex Moreno o Guido Rodríguez, aunque concurren aquí dos factores: no se consideraron las mayores propuestas recibidas (10,5+4,5 del Nottingham Forest por el lateral izquierdo, que rompió voluntariamente el principio de acuerdo entre entidades, y alrededor de 20 más bonus por el pivote de un club de la Premier) suficientes para desprenderse de dos indiscutibles para Pellegrini, mientras que sólo se ha forzado el adiós en este apartado de fijos de quienes no aceptaban renovar a la baja y se escaparían gratis en un año (Bartra, que se fue tras pensárselo mucho y a regañadientes al Trabzonspor, y William Carvalho, que ha descartado todo lo que le llegó).

Porque ése es otro problema: del colíder de Primera no se quiere ir ni el Tato. Nadie, literalmente. Por ello, se han activado todos los resortes legales a disposición de la institución verdiblanca que llegarían a tiempo. Viendo que LaLiga no era partidaria de diferir cantidades en los contratos pero que ha terminado pasando la mano con el Barcelona y algún otro, igual que ocurrió cuando permitió en las dos campañas anteriores que no malvendieran a sus mejores hombres pese a dejar en negativo los topes salariales (todos menos cinco entre Primera y Segunda entraron en ese arriesgado juego, tampoco fue sólo el Betis), en la planta noble del Villamarín han aceptado finalmente el gesto de varios de los capitanes y hombres de peso del vestuario de renegociar sus contratos.

Uno de los primeros en ofrecer su retirada para que Bravo y Willian José, los que quedan por entrar en nómina (Camarasa está lesionado y no corre prisa hasta enero como poco), pudieran ser inscritos fue Joaquín, si bien, finalmente, parece que lo que inició Luiz Felipe en beneficio propio (posponer a otras campañas el cobro de su prima de fichaje) lo han secundado otros miembros del plantel, que han ido desfilando junto con sus agentes por La Palmera para recolocar ciertas cantidades a partir de la 23/24 y, de esta forma, adelgazar la nómina salarial. Con el meta chileno ya está todo arreglado, pero tampoco será oficial hasta este jueves, cuando se espera que, finalmente, el delantero brasileño vea antes de las 23:59 horas su nombre en la lista oficial. Un gesto de solidaridad y compañerismo que no caerá ni mucho menos en saco roto y que demuestra lo que hay en ese vestuario: una auténtica FAMILIA.

Para el 'deadline day', aparte de estos dos movimientos de alta, se esperan un par de bajas. El Betis ya rechazó una propuesta escasa (de unos tres millones de euros, al parecer, con bonus incluidos) de la Championship por Paul, en la rampa de salida y por el que piden el doble. Loren no irá al Cádiz, como se ha publicado estos últimos días, pero ha recibido propuestas de Primera (Almería, si sale Sadiq), Segunda (Alavés, Granada) y el extranjero. Su intención es quedarse, pero sabe que no va a jugar nada de nada, por lo que podría resignarse sobre la bocina y liberar una ficha más o menos importante tras su renovación. En el Villamarín cruzan los dedos para que también deje algún rédito, que sería todo plusvalía. Incluso, pese a que se decidió retenerlo por aquello de cumplir con las obligaciones de la lista B de la UEFA, se le ha comunicado a Rober que sería conveniente que buscase una cesión. El Alavés lo quiere cedido si vende a Luis Rioja al Espanyol.

Si sólo hay préstamos o rescisiones a última hora, el Betis se conformaría, se daría con un canto en los dientes figuradamente, con inscribir a Bravo y Willian José, reteniendo a todos sus hombres importantes, salvo quizás Bartra. Pero, si se alineasen los astros económicamente durante la tarde del 1 de septiembre, se intentaría que explotara aquí una traca final que tiene nombre y apellidos: Héctor Bellerín. El catalán negociaba con sus representantes este miércoles de nuevo una rescisión con el Arsenal a cambio de su sueldo íntegro de la 22/23, alrededor de cinco millones de euros netos, aunque en Heliópolis ya le han dicho que es una utopía. De cuánto esperará depende su futuro, aún con ciertos ecos desde Barcelona y con la posibilidad de afrontar como agente libre las próximas semanas en busca de una ficha vacante en algún destino que le ilusione. Aunque no sea la capital hispalense.