Minuto 75 del partido de vuelta de los octavos de final de la Europa League. Marcus Rashford, tras estrellarse una vez con Rui Silva y mandarla luego a las nubes, había ajustado su punto de mira para sorprender al meta portugués con un zambombazo de exterior, imposible al entrar junto al palo. Con el 0-1, la eliminatoria estaba ya sentenciada (5-1), por mucho que las acometidas de Juanmi, Ayoze y Joaquín en el primer tiempo, con balas de fogueo muy a su pesar, hubiesen despertado la ilusión de poder dar la vuelta al 4-1 de la ida. El ex del Granada capeaba el temporal para no encajar otra goleada mientras que la mayoría de sus compañeros, presa del esfuerzo, bajaban los brazos extenuados y pensaban involuntariamente en que el domingo toca remar fuerte ante el Mallorca, que desembarcará en La Palmera en busca de romper su racha foránea y aguar las aspiraciones del Real Betis.
Ya sólo queda LaLiga a los verdiblancos, que llegaron a disputar cuatro competiciones, despidiéndose enseguida de tres de ellas, especialmente pronto en UEL y Copa del Rey, más que nada porque defendía título en esta última. Como no hay mal que por bien no venga (ni que cien años dure), los de Manuel Pellegrini tendrán ya, tras el parón de selecciones que asoma a la vuelta de la próxima jornada, semanas completas para preparar, como aperitivo, la visita a otro desahogado como el Atlético de Madrid, rival directo por las plazas de Champions League que se ha hecho fuerte como tercero de la clasificación. Antes de recibir este fin de semana (a las 14:00 horas del Día del Padre) a los bermellones, el Betis tiene su gran objetivo ya a tres puntos, por lo que, de vencer, metería presión a una Real Sociedad igualmente eliminada del resto de torneos y que recibe unas horas más tarde al colista Elche.
El cambio de chip debe ser rápido en Heliópolis, donde este jueves no sólo hubo un récord agridulce, al batirse el mejor registro de asistencia en un partido de la UEL y el global de la 22/23, sino también una respuesta de esos más de 54.000 espectadores presentes que ha sorprendido y admirado tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Ocurrió en torno a ese minuto 75 que se mencionaba antes, cuando, como defendía un entrenador de la casa antes de los encuentros, los jugadores béticos encontraron fuerzas mirándose al escudo y escuchando a una grada que coreaba al unísono el himno verdiblanco y que dictó sentencia ante los que piensan que el 'Ingeniero' tiró la eliminatoria al reservar a hombres como Miranda, Canales o Borja Iglesias. "Manuel, Manuel, Manuel Pellegrini", coreaba el Coliseo de La Palmera. Y que nadie les toque al chileno...