Transcurría la jornada 17 y el
Diablos Rojos ocupaba puestos de descenso con 18 puntos. La situación comenzaba a ser tensa, sobre todo porque, en el siguiente partido, el equipo rojillo perdía en casa 0-3 en el 52' frente al
Villafranco. Al final, 4-3...
"Aquel partido fue un punto de inflexión. Probablemente, de no haber ganado, en este momento no estaría hablando como entrenador del
Diablos Rojos", reconoció
Antonio Ortega, míster de los torrealbenses, que sopesó por entonces la dimisión y que, desde aquel día, disfruta de la reacción de su equipo: "Han sido varios factores. Pese a que los resultados no llegaban, el equipo no estaba trabajando mal. Hay jugadores que han dado un paso adelante, unido al gran estado de forma de
Pipi, y que hemos encontrado por fin un equipo base ayudaron a que los resultados lleguen".
Desde entonces, el
Diablos Rojos suma 21 de los últimos 24 puntos (los tres ante
La Liara fueron tras una reclamación por alineación indebida, después de acabar 1-1), alzándose a la séptima plaza, con 39 puntos. "La marejada ya pasó. Creo que con tres o cuatro puntos más certificaremos la permanencia. Sabemos que tenemos un buen equipo y confiamos en acabar lo más arriba posible", finalizó.