Fernando Llorente fue durante años fue uno de los delanteros más destacados del fútbol español, sus remates de cabeza son historia del Athletic Club de Bilbao, el club en el que se formó y donde vivió sus mejores años, antes de empezar su periplo por las grandes ligas europeas, donde siguió siendo relevante, pero sin alcanzar el nivel con el que deslumbró en San Mamés. Ahora, casi dos años después de abandonar el fútbol profesional, se ha buscado un nuevo plan para generar ingresos, la inversión inmobiliaria. Y lo ha hecho de la mano de una leyenda del fútbol, Ronaldo Nazario y de un viejo conocido suyo en la selección española, Juan Mata.
El navarro se ha apuntado a una de las iniciativas que más en auge están en el mercado inmobiliario español y mundial, el senior living. Esto consiste en la construcción de viviendas de lujo, pero adaptadas a la tercera edad. Es una alternativa cada vez más usada que evita a los mayores el tener que irse a una residencia. El nicho de mercado estaba ahí y los exfutbolistas lo han aprovechado. Durante su etapa en el Eibar, en el tramo final de su carrera, Llorente ya empezó a planificar un futuro donde diversificar sus ingresos y lo ha hacho asociándose a un jugador que sabe mucho de ello, como es 'O Fenomeno', que tiene varias empresas, como por ejemplo el Real Valladolid, club que compró junto a un fondo de inversión y del que es presidente actualmente.
Los dos exdelanteros y Mata han adquirido participaciones en la empresa valenciana Mistral Residencial, especializada en el gran lujo para mayores. Llorente cuenta con más del 9% de la entidad, mientras que una sociedad de la que el brasileño y el asturiano poseen gran parte, ha adquirido algo más del 25%.
Llorente reunió un gran patrimonio tras muchos años dedicándose al fútbol profesional. Subió al primer equipo del Athletic Club en 2004, donde pasó nueve temporadas hasta que en 2013 y tras multitud de problemas con la directiva rojiblanca, puso rumbo a la Juventus, donde no tuvo suerte y de donde salió tras solo dos campañas, con rumbo al Sánchez Pizjuán. A Sevilla llegó con la esperanza de reeditar lo que hizo en Bilbao, pero su fracaso fue muy sonado y tras solo una liga se fue rumbo a Reino Unido e Italia, donde encadeno equipos, hasta que volvió a España para retirarse en el Eibar. Una carrera dividida en dos partes, una muy prolífica y otra llena de altibajos, pero de la que la gran mayoría de afionados guarda gran recuerdo, sobre todo gracias a los minutos que jugó en el Mundial de Sudáfrica, donde fue clave en octavos ante Portugal.