Si se hiciera una recopilación entre las apuestas de todos los béticos para la alineación de los suyos este sábado en el Estadio de La Cartuja, habría un once que ganaría de calle. Está en boca, o en la mente, de todos los aficionados verdiblancos, que coinciden con Manuel Pellegrini en que, ahora mismo, es el equipo de gala. Y eso que no pasa por un buen momento, como demuestran el empate en San Sebastián y la derrota casera contra el Elche, que impidieron una reivindicación de la candidatura heliopolitana a la Champions League. Por supuesto, nada está perdido, entre otras cosas porque el resto de los de arriba no anda fino ninguno tampoco. Todo se andará.
De momento, la final de la Copa del Rey se ha ganado por méritos propios el protagonismo y la atención en el Benito Villamarín. Han sido muchos meses de esfuerzos, de eliminatorias sencillas, de otras que se complicaron hasta exigir prórrogas y casi penaltis. Hasta un derbi sevillano hubo que superar, encima con incidentes y una suspensión durante varias horas que mermó el ya de por sí escaso margen de maniobra físico y mental de un Betis que ha sido, hasta hace bien poco, el único equipo español vivo en tres competiciones. De hecho, se quedó a las puertas de la tanda fatídica ante el Eintracht en octavos. Sí, los verdugos del Barça en cuartos.
De no ser por un autogol de Guido Rodríguez y una mala salida de Rui Silva, ahora mismo la historia podría haber sido muy diferente. Pero esa página ya está pasada y cerrada. El objetivo es volver a sellar el pasaporte, con varios frentes abiertos. De momento, ganar este sábado garantiza la presencia no ya en la tan polémica y de moda Supercopa de Arabia Saudí, en el bolsillo ya como finalista, sino en la Fase de Grupos de la Europa League. Pero no se rinden los verdiblancos en su pugna vía LaLiga por la UCL, todavía al alcance, con el premio menor de la UEL en su mano (es quinto) y la 'pedrea' indeseada de la Conference League a dos puntos.
Por todo lo anterior, y por los miles de béticos que ansían un alegrón de este calibre 17 años después, los heliopolitanos van a por la Copa. Y lo harán con un once de garantías, con un mínimo de ocho puestos fijos ya en la cabeza de Pellegrini, salvo contingencia de última hora, y tres mínimas dudas seguramente resueltas incluso, aunque razonables desde fuera. La suerte está echada.
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