No es difícil predecir a estas alturas de temporada que
Monchi (o quien sea) tendrá que centrar sus mayores esfuerzos el próximo verano en
reforzar la defensa. En el eje, donde a Sampaoli le gusta colocar a tres,
Pareja y Carriço arrastran sempiternos problemas físicos y
Lenglet está por hacerse; mientras que en los laterales
ni Mariano ni Escudero cuentan con recambios. Es decir, teniendo en cuenta que podrían salir algunos de los actuales zagueros, no sería de extrañar que llegasen
unos cuatro fichajes para la retaguardia.
Los costados es, probablemente, lo que más
quebraderos de cabeza le esté provocando a Sampaoli, quien ha tenido que tirar en ocasiones de
Kolodziejczak, Mercado, Sarabia y Vitolo para poder componer un once. Y deberá seguir haciéndolo hasta verano, después de que el Barcelona diese marcha atrás con
Aleix Vidal, una operación que se llevaba con sigilo por Nervión.
Ya no tiene más remedio que el casero, pero en verano sí se deberá corregir. A buen seguro, Monchi estará escudriñando
el mercado de jugadores libres y, casualmente, porque no sobran, se podrá pugnar por
varios laterales zurdos interesantes. Sead Kolasinac (23/ Schalke), a quien desea la Juventus;
Ali Kaldirim (27 / Fenerbahçe) o
Konstantinos Stafylidis (23 / Augsburgo) y
Charlie Taylor (23 / Leeds) representan algunos ejemplos, aunque en España hay otro carrilero siniestro que está
rindiendo a buen nivel y que, igualmente,
será agente libre en junio, si el Eibar no consigue renovarle. Se trata de un
Antonio Luna que se crió en la
carretera de Utrera (para el vestuario y la lista de Champions, un dato nada baladí), que
siente en blanco y rojo, que
sigue creciendo a sus 25 años (suma un gol y cuatro asistencias en uno de los equipos de moda de LaLiga) y que tiene
un perfil (ida y vuelta, técnico, asociativo, con buen retorno...) que encaja a la perfección con lo que demanda Sampaoli para sus laterales.
Él, por supuesto, volvería andando hasta Nervión. Entonces,
¿por qué no Luna?