Los que
sonríen constantemente no siempre son
felices. O, por lo menos, no todo el tiempo. Pero resulta complicado creer que
Borja Iglesias, máximo goleador esta temporada del
Betis, empatado o no (el gallego se apunta un gol en Glasgow que la
UEFA vio en propia meta) con
Juanmi, sea desdichado. O que camufle ciertos pesares con un arma que desmonta a cualquiera. El 'dientes, dientes' que acuñaron
La Pantoja y Julián Muñoz. Tuvo una época en la que le daban (dábamos) hasta en el carnet de identidad, porque no las olía y había costado
28 millones de euros, por lo que, si ni en ese año y medio se hundió... Descojonarse hasta de tu sombra es una
catársis impagable. Y en ésas está el gallego, que lo mismo se
disfraza del animal con que le apodan que enarbola una
bandera con la desafortunada pregunta de un comentarista que dudaba de su acierto realizador.
La euforia por la conquista de la
Copa del Rey, el primer título de su carrera, convirtió al '
Panda' en uno de los reyes de la fiesta bética, con permiso de
Joaquín. Las cámaras adoran al delantero casi tanto como al centrocampista. Le buscan y él se deja. En realidad, atiende hasta al Tato. Porque, incluso en esos momentos de tensión, sabe tirar de
serenidad, de simpatía, de empatía. Por eso Borja
cae bien a casi todos, los que sienten en verdiblanco y los que no. Ha generado con su carácter, con su garra y con sus tantos un consenso impensable hace nada. Y él se gusta, como cuando acepta el reto de interpretar para la cámara de Betis TV la famosa confesión del ya conocido como '
borracho de la arbolada', un vídeo viral que ha provocado millones de memes en todo el mundo hispanohablante y hasta remixes.
Pero, como ocurre con el gran capitán, el árbol del chiste no debe solapar el bosque de su
rendimiento. Porque el señor Iglesias se ha puesto las pilas en esta recta final de temporada, mejorando sus datos y firmando una final de Copa estratosférica. A nadie puede sorprender que el máximo goleador del torneo fuese igualmente el
MVP del 23-A en La Cartuja. Por su gol, que abrió el marcador, y por muchas cosas más, como demuestra el análisis de
@BeSoccerPro: la actuación del artillero estuvo
muy por encima de sus valores promedio durante todo el curso, especialmente en duelos ofensivos ganados y disparos, aunque lo cierto es que se superó en todo.
Con todo, como suele ocurrir, Borja se lleva también decepciones. Contra el
Espanyol, en Cornellá, no esperaba un aplauso unánime, pues sabe que
escoció su marcha al Betis, pero los pitos constantes e incomprensibles desde fuera para quien generó en un año una
plusvalía de 18 kilos le 'picaron' hasta el punto de rematar con rabia en su segundo gol y dedicar luego en zona mixta aquel "yo deseo lo mejor siempre al Espanyol y siempre será especial para mí volver, porque lo di todo hasta el final por este club, pero
estoy donde quiero estar". En Vigo, donde volvió de su cesión al Zaragoza sin que nadie se dignara a asegurarle la titularidad que sí le dieron los 'pericos' (por cierto, llevándoselo igual, vía cláusula, aquélla de 10 millones), lo pasó peor. Lo explica el preparador físico verdiblanco, paisando del delantero,
Félix Cao: "Me sorprendieron los
silbidos a Borja Iglesias en Balaídos y a él también, porque todo lo que tiene para el Celta son palabras de
agradecimiento".