El capitán Joaquín Sánchez y los hoy técnicos Toni Doblas y Fernando Fernández Escribano son los tres supervivientes del último título de Copa del Rey del Real Betis, el logrado en 2005 ante CA Osasuna, que son el legado de ese 11 de junio que alimentará al equipo que dirige el chileno Manuel Pellegrini en la cita del 23 de abril frente al Valencia CF en La Cartuja.
Uno en el verde y los otros a su lado en el banquillo, los tres del 2005 son edecanes y piezas clave en el engranaje del chileno, que tiene en Joaquín una baza de autoridad en el campo y el vestuario, en Toni Doblas al entrenador de sus porteros y en Fernando, en asistente junto a su inseparable Rubén Cousillas.
El entrenador de Santiago es sabedor de la importancia de todos los detalles y de que los partidos empiezan a jugarse desde mucho antes de que pite el árbitro, por lo que la experiencia de los tres campeones en el desaparecido Vicente Calderón será vital en ese otro fútbol de referencias y de toda la gama de detalles psicológicos en juego en las finales.
El papel de Joaquín en la trayectoria bética es incuestionable dentro del campo, donde es una prolongación de Pellegrini, como por su autoridad moral en el vestuario, en el que es referencia y espejo de la plantilla verdiblanca por su ascendencia y por su espectacular rendimiento a su cuarenta años.
En muchos de los detalles está igualmente el portero titular en la final copera de 2005, Toni Doblas, quien a sus 41 años, es el responsable de la puesta a punto de los tres arqueros béticos, el chileno Claudio Bravo, el portugués Rui Silva y el español Joel Robles, y mucho más desde su beticismo y actividad en las redes sociales. "Cuando tienes la suerte de entrenar a tres porteros que sienten como uno sólo es fácil ir a muerte con ellos. Esa cohesión no es tan normal como ellos han conseguido desde el minuto uno. Da igual quién es el elegido porque todos lo apoyarán. A muerte con ustedes chicos", sentencia el técnico en su perfil de Instagram.
Doblas llegó como técnico al Betis después de una treyectoria de trotamundos del fútbol que, tras su paso por el Benito Villamarín, le llevó a equipos como el Zaragoza, Huesca, Xerez, a ligas de prestigio como la italiana con el Nápoles y otras más exóticas como la india con el Delhi, la azerbayana con el Khazar y la filipina con el Ceres Negros, donde puso fin a sus trayectoria en activo en 2019.
El portero, licenciado en Periodismo, ya sabe lo que es ganar títulos, ya que después de ganar la Copa con el Betis, hizo lo propio en Italia en 2014 con el Nápoles, un año más tarde en Finlandia y en 2018 en Filipinas, donde logró el campeonato liguero con el Ceres Negros.
Junto a Doblas y en el mismo perfil discreto que lo caracterizó como futbolista, Fernando Fernández Escribano está en todas las fotos del banquillo bético junto a Pellegrini y el argentino Rubén Cousillas y suele ser de los que el chileno escucha ante cualquier contingencia del partido. Fernando fue un mediapunta de mucha clase, formado en la cantera del Real Madrid, que llegó al Betis después de brillar en el Valladolid y fue en el Benito Villamarín donde logró su mejor nivel en los seis años en los que se enfundó la verdiblanca (2002-2008) hasta que se marchó al Málaga CF de su ciudad natal un año y terminó su carrera en el DVTK húngaro.
El centrocampista malagueño, quien disputó los 120 minutos de la mágica noche del Calderón, jugó durante sus seis temporadas como jugador del Betis 192 partidos oficiales (148 de Liga; 30 de la Copa del Rey; 6 de la UEFA, 6 de la Liga de Campeones y 2 de la Supercopa de España) marcando 34 goles.
Carlos del Barco