La película de terror que los béticos vivieron en San Sebastián: "No he pasado más miedo en mi vida"

La película de terror que los béticos vivieron en San Sebastián: "No he pasado más miedo en mi vida"
Cientos de aficionados del Real Betis, desplazados al estadio de Anoeta de San Sebastián, fueron perseguidos por algunos radicales de la Real Sociedad, tras el choque de Copa del Rey del jueves. Los hinchas verdiblancos sufrieron caídas y otros lograron esconderse en bares y restaurantes de la zona hasta que los efectivos policiales lograron contener la tensa situación. Lo ha contado en su perfil de Instagram Gonzalo Montoya, exconcursante del popular programa televisivo La Isla de las Tentaciones.
José LópezJosé López2 min lectura
No todo fue de color de rosa en el gran triunfo del Real Betis en San Sebastián de este jueves. Como ante el Atlético de Madrid hace unas semanas, los malos modos de algunos aficionados de la Real Sociedad salieron a relucir y afearon el comportamiento general de una afición modélica.

Varios aficionados verdiblancos denunciaron en las redes amenazas y persecuciones a la conclusión del encuentro que el Real Betis ganó por 0-4 en el Reale Arena.

Uno de ellos es el influencer sevillano Gonzalo Montoya, quien narró el mal momento que pasó junto a otros aficionados béticos. "30 minutos llevamos corriendo, no he pasado más miedo en mi vida. Qué manera de ensuciar a una afición como la Real, que es de 10. Cuarenta encapuchados han venido a por nosotros, la policía no ha podido contenerlos. Chavales tirados por la carretera, hemos salido todos a correr, llorando. Nos hemos ocultado en un bar. Por un muy mal rato no se va a ensuciar la pedazo de afición que tiene la Real Sociedad. Ojalá algún día este tipo de aficionados se extingan", señalaba en una 'storie' que subió a su perfil de Instagram.

Como bien narra, la Ertzaintza, que estaba advertida, sí trató en esta ocasión de poner orden, pero no pudo evitar que estos ultras volvieran a dejar a la afición de la Real Sociedad en muy mal lugar.

Montoya no fue el único que denunció este hecho, que enturbió la celebración verdiblanca, que hasta ese momento había sido modélica y había transcurrido, tanto en las horas previas como en el campo, de forma pacífica.