Como a la
mayoría de equipos, la
crisis sanitaria ha golpeado con fuerza al
Real Betis, un club en franco crecimiento que vive de sus
ingresos extraordinarios y ordinarios, seriamente diezmados por los recortes presupuestarios y la ausencia de público en los estadios de fútbol. Casi nadie apostó fuerte por una plantilla devaluada a la que Pellegrini ha sacado un extroardinario rendimiento, demostrando que podía dar mucho más que en la
19/20, por lo que desde la planta noble del
Benito Villamarín prefirieron la autarquía y la conservación de la columna vertebral. Salvo
Feddal (2,15+1,35) y
Sanabria (en enero, por 8+2), los verdiblancos apenas recaudaron por fichajes, viendo muy disminuidas sus ganancias por
abonos y ticketing (en torno a 6-7 millones de euros menos).
Por todo lo anterior, el Betis necesita realizar una
gran venta de aquí a septiembre para equilibrar sus cuentas y no ver minimizado su
tope salarial en una temporada en la que deberá afrontar
tres competiciones, por lo que se estudian diversas fórmulas (incluso, una
ampliación de capital, quedando casi descartado acudir a
fondos de inversión). La de vender, conjugando bien posibles plusvalías con amortizaciones pendientes y reducción de la masa salarial. Incluso, se cruzan los dedos para que se den otras
variables que dejen en caja el
superávit suficiente para poder
rearmarse, pues será muy complicado volver a reclutar a cuatro efectivos (tres, indiscutibles) a
coste cero.
Por ahora, ya van
400.000 euros de ganancia indirecta. Puede consultar en nuestra galería.