El
Betis amaneció este domingo siendo, junto a
Osasuna, el equipo de LaLiga al que más
penaltis han pitado hasta la fecha,
cuatro en nueve jornadas (dos cometidos por
Bartra y otros tantos por
Mandi), aunque nadie le superaba en
expulsiones (otras tantas, tres por roja directa, un nuevo
récord negativo, y una doble amarilla). Incluso, Mandi era, a la par que el eibarrés
Diop, el único jugador de
Primera que se ha ido dos veces de forma anticipada a los vestuarios, en Getafe y en el Camp Nou.
Dejando a un lado la
justicia o no de las decisiones, un aspecto siempre opinable y, por ende,
subjetivo, no hay discusión alguna en el hecho de que los verdiblancos son los más
rearbitrados de la elite hasta este segundo parón de selecciones, pues únicamente la doble amonestación al vigente campeón de África fue determinada directamente por el colegiado de campo, mientras que las otras exclusiones llegaron a instancias del
VAR, que corrigió a los trencillas y les instó a revisar sus decisiones iniciales en el
monitor.
Ocurrió con las rojas a Mandi en Barcelona, a
Emerson contra el Real Madrid y a
Montoya en el Wanda, lo que denunció luego en sala de prensa el entrenador bético, Manuel
Pellegrini, al tiempo que la propia entidad señalaba la diferencia de criterio, por ejemplo, con el trazado de las líneas del fuera de juego (de
Messi este sábado y de
Sanabria ante la Real Sociedad, por ejemplo) y las penas máximas por
agarrones (en el 'Clásico', de
Lenglet a
Sergio Ramos, y el de
Le Normand que le rompe hasta la camiseta al paraguayo, que se fue al limbo).
En lo que a penaltis se refiere, hay que precisar que
todos se revisan desde el VAR para confirmar o no las decisiones de los árbitros de campo, aunque éstos no vieron la mitad de los cobrados:
De Burgos Bengoechea no señaló ni la mano de Bartra ante
Borja Mayoral dentro del área ni el posible empujón del hoy romanista al catalán, dejando seguir la acción; en el Camp Nou,
Cuadra Fernández consideró que Mandi tenía la mano pegada al cuerpo en la segunda jugada de este tipo. En cambio, se ratificó lo que vieron en el del franco-argelino a
Ansu Fati y en otro del ex culé al easonense
Isak.