Lo del viernes fue un accidente.
Un inesperado accidente, pero nada más. Así es como quieren ver la derrota sufrida ante el Levante en el encuentro inaugural del conjunto verdiblanco en LaLiga 18/19,
un ejercicio cargado de expectativas y de ilusión que sufrió un duro correctivo a las primeras de cambio.
Sin embargo, este doloroso traspié no ha mermado el ánimo del equipo ni ha afectado a la férrea confianza que se tiene tanto en el entrenador, como en su estilo de juego, y muchísimo menos en el proyecto que comanda el alto ejecutivo balear, Lorenzo Serra Ferrer.
El Betis ha confeccionado
un proyecto ambicioso, al que aún le quedan entre dos y tres fichajes por concretar de aquí al final del mercado, pero el grueso de la plantilla ya está y en el seno del club hay una
certeza absoluta de que el plantel es mejor que el del año pasado y que Setién podrá sacarle el rendimiento necesario para como mínimo igualar lo conseguido el pasado curso, que fue la clasificación para competición europea.
En el vestuario tampoco ha surgido ninguna duda tras la derrota ante el conjunto granota. Todos confían en el técnico, con crédito más que suficiente entre sus chicos.
Todos han cerrado filas en torno al preparador y han hecho un importante ejercicio de autocrítica, al tiempo que se han dado cuenta de que el partido que se les planteó en la jornada inaugural se repetirá varias veces a lo largo del campeonato doméstico.
Los rivales ya conocen cómo juega el Betis de Setién, con un sello muy definido, y también saben cómo hacerles daño, por lo que
el gran reto de esta temporada será aprender a afrontar y sacar adelante ese tipo de encuentros, en los que los rivales se encerrarán atrás y tratarán de sorprender a la contra para buscar los espacios que deja el Betis a sus espaldas.
Por su parte, el cuerpo técnico, tras analizar fríamente el partido del viernes, no encuentra motivos para las alarmas. Setién ya sabe los frutos que puede dar su estilo y el año pasado
ya supo sobreponerse a otros 'petardazos' como los sufridos ante el Eibar en Ipurúa (5-0) o la derrota en casa ante el Cádiz (3-5)."Hay tanto bueno a lo que agarrarse del partido de ayer (por el viernes), que un cruel resultado no nos hará desviarnos del camino. ¡Seguimos!", escribía el segundo entrenador verdiblanco, Éder Sarabia, en sus redes sociales.
Con todo,
ese aura de decepción que ha dejado el primer partido de la temporada en el Benito Villamarín
se torna de nuevo en esperanza si acudimos a los precedentes.
La última vez que el Betis comenzó la Liga saliendo goleado en su casa fue en la temporada 2004/2005, como recuerda el perfil de @LaLigaennúmeros. Los verdiblancos, tras empatar aquél curso ante el Numancia en Los Pajaritos en su estreno liguero, se presentaron ante su afición con una
goleada en contra ante el Espanyol (1-4) con Lorenzo Serra Ferrer en el banquillo. De hecho, ese Betis
no ganó hasta la jornada cuatro, tras caer de nuevo ante Osasuna en la tercera fecha del campeonato. Pero aquella temporada, los heliopolitanos
terminaron ganando la Copa del Rey y consiguiendo una histórica clasificación para la Champions League tras acabar cuartos en Liga. El precedente, al menos, invita al optimismo.