El
Sporting Clube es ahora mismo un auténtico polvorín. Las acusaciones de amaño y el fracaso deportivo (fuera de la
Champions, irá a la
Fase de Grupos de la Europa League porque su verdugo en la final de
Copa, el
Aves, no tramitó a tiempo su licencia UEFA), que propició el asalto de varios ultras a la academia del club en
Alcochete el pasado 16 de mayo para agredir a varios futbolistas, ha generado una auténtica desbandada.
De momento, el extremo
Podence, así como los cotizados
Rui Patrício (portero) y William Carvalho (mediocentro), han resuelto unilateralmente sus contratos, acogiéndose a la fórmula jurídica de la justa causa, pues la legislación del país vecino permite a los deportistas desvincularse sin pagar penalización alguna cuando el club en cuestión no puede garantizar su seguridad o su salud en el desempeño de su trabajo, generando "un incumplimiento contractual grave y culposo que hace prácticamente imposible la subsistencia de la relación laboral".
Varios miembros de la plantilla sportinguista han amenazado con seguir el mismo camino si el denostado presidente de los
'Leones', Bruno de Carvalho, no dimite en una semana. Y media
Europa está pendiente de los movimientos por el poder en tierras lisboetas, entre ellos el
Betis. Como avanzó
ESTADIO, Alexis Trujillo, mano derecha de Serra Ferrer, ya ha contactado con los agentes de Rodrigo Battaglia, la alternativa que más convence por si, finalmente, no pudiera cerrarse el fichaje de
Mikel Merino para el eje de la medular.
El ítalo-argentino, que tiene contrato hasta 2022 y una cláusula de rescisión de 60 millones, fue tasado hace poco en un mínimo de 25, cuando el
Sevilla sondeó su incorporación, aunque, dada la inestable tesitura actual, el de
Morón habría pedido que lo dejaran salir por una cantidad sensiblemente inferior. Incluso, podría acogerse a la misma fórmula que sus compañeros y quedar libre, aunque en el
Betis preferirían un acuerdo oneroso pero negociado con el
Sporting, sin plantearse nunca pasar de los diez millones de euros. Se evitaría, así, cualquier tipo de reclamación judicial del conjunto luso en el futuro que gravara el coste de la operación a posteriori, así como enturbiar una relación fluida desde el traspaso de
Piccini el pasado verano.
Por
Battaglia se han interesado
Atalanta y Fiorentina, atentos igualmente al río revuelto.