Además de hablar sobre
sus primeros días como entrenador del Morón C.F.,
Domingo Cisma ha repasado para
ED temas como su retirada definitiva, su caótica salida del
Córdoba y la espinita no de haber podido jugar en el
Betis.La opción de ser entrenador no trastocó su retiro, pues
Cisma ya que lo tenía claro desde mucho antes: "No dependía de pasar por los banquillos o por otra situación. La decisión la tomé el pasado diciembre después de uns segunda operación en mi rodilla. La lesión me produjo un daño del que no podía recuperarme. Tenía problemas para potenciar la pierna, veía que no avanzaba. Los médicos fueron claros, vieron que no había posibilidad de volver al fútbol y la decisión ya estaba tomada. Pero no iba en relación el dejar el fútbol con sentarme en el banquillo, fue la lesión en sí".
A raíz de esa lesión, su último club como profesional, el
Córdoba, decidió prescindir de sus servicios: "Mi último partido fue el 26 de marzo de 2017 en el
Sánchez-Pizjuán curiosamente, fue donde me lesioné. Vieron entonces la posibilidad de prescindir de mí, ya que podían prescindir de mi tercer año de contrato a cambio de una cantidad. Estaba estipulado en el contrato, pero solo sí no hubiera rendimiento o sí no estuvieran contentos conmigo, algo que no era cierto. En las dos temporadas que estuve en
Córdoba fui titular, incluso me termino lesionando siendo capitán del
Córdoba Club de Fútbol. Ellos aprovecharon esa situación de lesión para terminar con el contrato, pero yo no lo veía ético. Además, legalmente no podía producirse porque estaba de baja laboral".
"Denuncié al
Córdoba, no llegamos a juicio, ya que lo resolvimos llegando a un acuerdo días antes. Me hubiera gustado seguir por lo menos para que me dieran la oportunidad de recuperarme de mi rodilla. La lesión sucedió defendiendo la camiseta y el escudo del
Córdoba, así que creo que merecía esa oportunidad", afirma
Cisma.
En cuanto a su carrera la ve bastante completa con títulos incluidos, pero le hubiera gustado probar fuera de
España: "Mi carrera se ha desarrollado totalmente a nivel nacional. Si te pones a pensar yo creo que el campeonato español es una de las
Ligas más potentes del mundo, por lo que en ese apartado estoy satisfecho. Me hubiera gustado probar alguna experiencia en el extranjero. Conocer otro tipo de culturas, de cómo viven el fútbol en otros países y sobre todo poder adquirir un idioma que es muy útil de cara al futuro".
"Además de una
Copa del Rey y a pesar de que un fuera recién llegado, también tengo en el palmarés una
Supercopa de Europa, aunque no fuera todo lo partícipe que me hubiera gustado, ya que llevaba solo algunos días en el equipo", señala.
El exfutbolista sevillano es un reconocido seguidor bético y siempre se le quedará la espinita de no vestir la elástica verdiblanca: "Me quedo con la espinita de no haber podido jugar en el
Betis. Siempre he estado a disposición de que pudiera haber ese contacto, esa posibilidad de llegar. Incluso estando en una categoría superior a la que militaba el
Betis en esos años. Siempre le trasladaba a mi representante que llamara a la puerta del
Betis, pero nunca se dio. Sí que hubo, en la época de
Momparlet, conversaciones directas con él. Le trasladé lo que quería y no vi que se diera el segundo paso para ver que estuviera interesado en que yo viniera".
"La espina está ahí. He visto pasar muchos laterales izquierdos por el
Betis y con todos mis respetos, al menos mejor que yo no eran. Quizás peor tampoco, pero no me he considerado nunca peor que la mayoría de los laterales izquierdos que han pasado por el
Betis", asegura.
Se quedará con esa ilusión, pero piensa que le ha ido mejor a él, que al equipo de sus amores: "Mi ilusión hubiera sido jugar con el
Betis y mi sueño siempre fue jugar un derbi". Pese a todo esto, yo estoy contento con mi trayectoria. No se cruzaron nuestros caminos, pero en todos estos años que estuve en la élite, quizás me fue mejor a mí que al
Betis en lo personal y en el cómputo global".