Rubén Castro ha acabado la temporada, junto a
Antonio Adán,
Ceballos y quizás
Durmisi, como uno de los mejores jugadores de la plantilla. Con 13 goles, se ha convertido nuevamente en el ‘pichichi’ verdiblanco, aunque de lejos éste no ha sido uno de sus mejores años desde que llegó a Heliópolis.
Con todo, su continuidad no parece estar al cien por cien garantizada, pese a que aún le resta un año más de contrato.
A sus 35 años (cumplirá 36 el próximo mes de junio), el futbolista canario ya ha mostrado su
deseo de colgar las botas en el Betis: “Aquí soy feliz y quiero seguir”, dijo nada más acabar el encuentro ante el Sporting, deseo que puede verse frustrado por varios motivos.
El primero y quizás más importante no tiene que ver con cuestiones deportivas. Este jueves, el de La Isleta se enfrentará a un momento clave. Será juzgado por varios delitos de maltrato hacia su expareja, que habría cometido entre 2012 y 2013 y por los que la Fiscalía le pide cuatro años de cárcel y la acusación entre 8 años y 9 meses. Ni que decir tiene que en caso de ser condenado, su continuidad en el equipo estaría en el aire.
Al margen de este importante condicionante, en el club tampoco se atreven a asegurar abiertamente su continuidad. De hecho, los dirigentes
Haro y
Catalán, en declaraciones ayer a 'Onda Cero', se limitaron a reconocer su buena temporada y reiterar su apoyo al máximo goleador de la historia del club.
“Nosotros estamos muy contentos con Rubén Castro, ha hecho una temporada muy buena, marcando trece goles que son una marca muy importante. Siempre lo hemos apoyado, no entendemos muchas veces de dónde surgen los comentarios sobre que no se le ha apoyado a Rubén. Ha jugado treinta y tantos partidos y en el club se le ha cuidado y apoyado. Ha tenido una renovación y una subida en su sueldo, así que lo que se ha hablado de Rubén esta temporada no lo entendemos”, manifestó José Miguel López Catalán al respecto.
En cualquier caso, a Rubén Castro no parece que le vayan a faltar ofertas. Según publica ‘Diario de Sevilla’, el delantero tendría encima de la mesa
importantes ofertas del fútbol chino y dubaití, sin duda una forma exótica y a buen seguro que bien remunerada de acabar su carrera, aunque el deseo del grancanario siempre ha sido colgar las botas de verdiblanco.