La victoria de Matteo Berrettini en el primer punto de la semifinal de la Copa Davis dejaba a Jannik Sinner la responsabilidad de ganar a Álex de Miñaur en el segundo punto, dos top tens cara a cara en lo que es la reedición de un duelo visto muchas veces este año y en el que siempre ha habido un mismo vencedor, el europeo, que esta vez tampoco ha fallado para meter a su país en la final sin apenas sufrimiento y citarse mañana domingo contra Países Bajos en la final. Los de Filippo Volandri son tremendamente favoritos ante los tulipanes, pero visto lo visto estos días en Málaga, con el número 1 a este nivel lo serían contra cualquier selección del mundo.
No hay en este momento un tenista en el mundo capaz de incomodar a Sinner, y el de Sán Cándido no tiene intención de que nadie le demuestre lo contrario, por eso esta tarde saltó al Carpena con ganas de arrasar y pronto se lo dejó claro al australiano, que en apenas unos minutos se ha veía con un break abajo. El inicio del número 1 del mundo fue demoledor, pero lo que no esperaba es que De Miñaur le saliera respondón, devolviéndole el quiebre a las primeras de cambio.
Las pocas veces que Jannik ha sufrido este año ha sido ante jugadores que le han variados las alturas, obligándole a jugar diferente a ese estilo de martillo pilón tan potente como efectivo al que acostumbra y el 'aussie' estaba intentándolo. Sin embargo, al igual que le pasó hace unos días en Turín, le estaba costando. Una vez que el transalpino se recuperó del bache volvió a romper el saque de un De Miñaur que aún sabiendo la táctica necesaria, cada vez que su rival aceleraba, no era capaz de hacerle frente. Retrasó lo inevitable con su saque, pero al resto no fue capaz de parar los cañonazos que le venían del otro lado de la pista e Italia ya estaba a solo un set de la final de la Copa Davis.
En el segundo set a De Miñaur no le pesó el verse por detrás en el marcador, de hecho, todo lo contrario, empezó a jugar más profundo, a meterse en pista con más asiduidad y a presionar más al resto. Para poder hacer eso es vital mantener el servicio y lo estaba pudiendo hacer relativamente sin problemas. Los cambios de alturas, regados con dejadas y subidas a la red estaban molestando a un Jannik que ya no se sentía tan cómodo, pero que eso sí, seguía sin dar oportunidades a su rival.
Sin embargo, en el noveno juego, cuando más quemaba la bola, dos errores de De Miñaur le concedieron dos bolas de rotura. No fue la primera, tampoco a la segunda, pero una tercera forzada por una mala subida a la red, no falló. Y con su servicio le puso la puntilla al partido con un 6-3 y 6-4, en poco menos de una hora y media, haciendo inútiles los esfuerzos del oceánico, que pese a pelear de tú a tú y hacer un duelo más que serio, no fue capaz de hacer nada ante el mejor jugador del mundo, y acabó desquiciado, rompiendo la raqueta nada más cometer un decisivo último error con el revés. Con este triunfo Italia está en la final, en la que se medirá a Países Bajos buscando su segunda ensaladera consecutiva.