Ya está aquí el gran momento del tenis español, la tierra batida, donde todos los ojos estarán puestos en la gran estrella de esta superficie, Carlos Alcaraz. El murciano es desde el inicio de su carrera la gran referencia sobre arcilla y en ella ha sumado la mayoría de sus títulos. Durante años nos hemos acostumbrado a Rafa Nadal, el mejor jugador que jamás ha jugado sobre ella, y aunque Alcaraz es más completo de lo que era Nadal en sus inicios, si que encuentra su mejor tenis en polvo de ladrillo. Además este año lo necesita, primero porque defiende el título de Roland Garros, y segundo porque ha comenzado regular el curso.
Por lo pronto ya ha comenzado a entrenar en Murcia de cara a la semana que viene, cuando saltará a la pista en Montecarlo, donde no jugó el año pasado y este curso buscará su primer título en el Principado. Tras este evento comienzan sus semanas predilectas, las de jugar en casa. Primero en Barcelona y luego en Madrid, donde el Conde de Godó y el Mutua Madrid Open le recibirán con los brazos abiertos.
Pero más allá del complicado calendario, a Carlitos le toca trabajar en otra cosa, su cabeza, puesto que no ha encontrado todavía la forma de hacer frente a su gran debe, las desconexiones que le cuestan partidos desde sus inicio profesionales. Y hay voces que ya creen que eso no va a suceder nunca y es más fácil que se acostumbre a ellas, porque no va a ser capaz de darles la vuelta. O al menos así lo cree una leyenda como Mats Wilander: "Carlos Alcaraz está pasando por lo que pasará el resto de su carrera: inconsistencias. Hará milagros a veces y esos milagros le ayudarán a ganar partidos, y hará milagros en diferentes ocasiones y al final no ganará el partido".
El sueco ha confesado en Eurosport que otro de los problemas que sufre Carlos es que cada vez que pierde un partido levanta un revuelo sobre su figura, primero por las dudas que crea y segundo, porque no son pocos los jugadores que se crecen cuando ven que es abordable, como han mostrado David Goffin o Jack Draper en el 'Sunshine Double'. "Cada vez que Carlos Alcaraz pierde un partido, hay al menos cinco jugadores en el mundo que se dicen: 'Vale, espera. Si él puede ganarle a Alcaraz... bueno, yo puedo ganarle en el próximo'".
No obstante, está en su mano darle la vuelta con exhibiciones como la que le han llevado a la cima, pues aún tiene solo 21 años y es capaz de cambiar la imagen que hay sobre él a base de títulos, porque aún con las desconexiones y dudas, ya tiene una carrera de leyenda, pero está en el momento en el que demostrar si tiene lo necesario para ser de los mejores de siempre o mantener la irregularidad que le lleve a ganar grandes cosas y perder más de la cuenta, algo en lo que Wilander lo compara con Andre Agassi.
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