Hace dos años los descartes fueron un auténtico quebradero de cabeza; el pasado verano un poco menos y eso que Monchi tuvo menos tiempo; y éste que se avecina toca lidiar con los últimos rescoldos de esos dos años que el de San Fernando estuvo fuera del club, especialmente con un
Gnagnon al que le quedan dos años de contrato y un
Amadou que acaba en 2022. Sin embargo, el mayor problema llega con un futbolista que trajo él, llegó en la 'operación Ben Yedder' y que en dos años se ha devaluado hasta la tercera parte de los 25 millones que el Sevilla pagó por él. Se trata de
Rony Lopes.El extremo portugués ha dado este año un buen rendimiento en el Niza. Con el club de la Costa Azul ha reverdecido laureles y
ha anotado cinco goles y dado dos asistencias en los 33 partidos que ha jugado, pero no le ha valido para que el club galo se haga cargo de un traspaso demasiado alto (18 millones de euros).
“Otra temporada está llegando a su fin. Una temporada muy difícil para mí. Me gustaría agradecer a todos los que me ayudaron, al personal, a mis compañeros de equipo y a los seguidores de OGC Niza. Ahora es el momento de descansar bien y prepararme bien para la próxima temporada que será increíble. Gracias”, señala el futbolista en su despedida del club galo.
El jugador, con
tres años aún de contrato con el Sevilla, se despedía del OGC Niza y enfilaba su regreso a un Sevilla FC en el que no tiene sitio y sí mucha competencia. Lopetegui no suele usar extremos puros y el próximo año se encontrará con tres para la misma posición.
Al mencionado Rony Lopes se une su 'sustituto' Idrissi y un Bryan Gil que llega para tirar la puerta abajo.A Monchi no le queda otra que
encontrar otra cesión similar -el Niza pagó un millón y se hizo cargo de la ficha-
o malvenderlo para no encontrarse con el mismo problema el próximo verano. Lo que parece claro es que, con tres años por delante firmados, su desvinculación es inviable y un traspaso a día de hoy siempre estará muy por debajo de lo que en su día costó.