El
Valladolid es el equipo con menor presupuesto de la categoría, el que menor tope salarial tiene y el que menos ha invertido en fichajes el pasado verano. No obstante, el buen hacer el exmiembro de la dirección deportiva sevillista
Miguel Ángel Gómez al frente de la secretaría técnica pucelana ha conformado un grupo sólido, con una exitosa mezcla de veteranía y juventud, que adiestra de una forma brillante
Sergio González.
Con él esta temporada sólo han perdido tres partidos, dos de ellos ante
Real Madrid y
Barcelona y se han convertido en una de las revelaciones del campeonato, llamados a lograr la permanencia de forma holgada y, por qué no, aspirar con pelear por algo más en esta liga tan loca. El técnico ha conseguido dar con la tecla haciendo un movimiento táctico que tiene mucho que ver con la confección de la sala de máquinas.
Así,
Sergio ha pasado de su 1-4-2-3-1 predilecto al 1-4-4-2 asimétrico, con
Míchel Herrero y
Rubén Alcaraz en el doble pivote, así como
Toni Villa y
Keko u
Óscar Plano más abiertos. La presencia de dos puntas (generalmente, el ahora lesionado
Duje Cop y
Enes Ünal) ha contribuido al final de la sequía, que duró hasta la explosión de la jornada 5 (3-3 en Balaídos), transformándose los albivioletas en un bloque mucho más equilibrado. Tanto es así que los castellano-leoneses sólo han perdido uno de sus últimos ocho encuentros, el mencionado ante el conjunto blanco, fruto de una mayor concentración defensiva, de la solidaridad de la línea de medios y de la solvencia en las transiciones ofensivas, más importantes, incluso, que la profundidad de sus laterales.
Séptimo y a tres puntos de
Europa, el
Pucela, uno de los mejores visitantes de
LaLiga, llega a Nervión como el segundo equipo menos goleado de la categoría (9), sólo por detrás del
Atlético (8).