Emoción. Profunda tristeza. Lágrimas por un sevillista que a los cuatro años ya se sabía de memoria los dorsales de su equipo y que recitaba de carrerilla los goleadores de la final de Eindhoven. Un 'angelito' nervionense llamado
Jesús Moreno Palomo y que a los 16 subió al tercer anillo, desde donde, ataviado con la bufanda con su nombre, no se perdió
el merecido tributo que le rindió el sábado la Peña Sevillista Puerta Osario, en la que le vieron crecer desde pequeño y ahora se le recuerda cada día.
Por la mañana, como parte de la
XI edición del Trofeo Memorial Salvi de Torres, sus amigos disputaron un partido con él presente en sus corazones, para, ya al mediodía, en la sede de la peña, celebrar un acto pleno de momentos emocionantes. Así, los dos equipos decidieron ceder a sus padres y a la peña los trofeos personalizados con una imagen de Jesús con su sempiterna sonrisa y los colores de su Sevilla.
Luego,
Carlos Jiménez, presidente de la Federación de Peñas, entregó un bonito detalle con el nombre de Jesús y
el número 16 en el dorso, preludio del descubrimiento de un mosaico dedicado a la memoria de un gran sevillista, que, seguro, se emocionó en el cielo cuando Rafa y Pili, sus padres, recibieron una camiseta firmada por su ídolo.
Él siempre fue del 'Mudo', apreció su talento desde el principio y lo llevaba a su espalda.
El argentino le correspondió con un mensaje grabado en el que envió ánimos a su familia, muy orgullosa de lo mucho que todo el mundo quiere y añora a 'Jesusito'.