Carolina Marín es una de las deportistas españolas más laureadas, no sólo por su talento en el bádminton, también por su personalidad, cargada de positividad, energía y mucha humildad. Por ello, ha sido una de las primeras invitadas a la nueva temporada de El Hormiguero, uno de los programas más reconocidos de la televisión española. Ha sido su primera aparición pública después de su lesión y posterior operación, por lo que ha concedido una entrevista en la que ha hablado de todo este difícil proceso y ha dejado declaraciones muy interesantes sobre su perspectiva y sus planes de futuro.
Hace aproximadamente un mes, la onubense estaba a punto de alcanzar otra final olímpica pero una lesión en el cruzado en mitad del partido le impidió seguir compitiendo en los Juegos Olímpicos de París 2024.
La deportista reconoce que le sorprendió mucho el gran gesto que tuvo su rival, la china He Bing Jiao, acordándose de ella en el podio. Y es que la tercera clasificada subió a su escalón del podio mostrando un pin de la delegación española, en un acto de reconocimiento y apoyo a Carolina después de este duro momento.
"Yo no me imaginaba en mi vida que una jugadora asiática, y sobre todo siendo como son los chinos, que conozco muy bien su cultura, son un poco cerrados, etcétera..., no me podía imaginar que me pudiera dedicar ese momento en el podio" señaló la andaluza. Además, añadió un detalle de su experiencia en las competiciones para sostener este argumento: "Normalmente ellas van en equipos y yo soy la que casi siempre va sola, con mi entrenador y mi fisio porque la comunicación pues no es muy buena porque ellas han empezado a hablar inglés hace menos de un año". Aunque estas palabras no han pasado desapercibidas, desatando una polémica sobre si era necesario referirse así a la comunidad china.
Pese a que el bádminton es un deporte en el que los asiáticos destacan especialmente, Carolina Marín ha irrumpido con fuerza entre las deportistas del gigante y se ha asentado como una de las mejores jugadoras del mundo. Si no hubiera sido porque su rodilla derecha dijo basta, la onubense se hubiera clasificado para la final, de la que sólo le separaban unos puntos. Sin esta fatídica lesión, la propia Carolina reconoce que se veía ganando el oro. Pese a no ser la favorita, sabe de sobra su nivel, y reconoce que tenía la concentración, actitud mental y un juego dignos para haberse proclamado campeona olímpica en París, como ya hizo en Río 2016.