Ha sido una temporada de altibajos para el Sevilla FC Femenino. Ha combinado momentos en los que ha desplegado un gran fútbol con otros en los que se convertía en un equipo plano y sin ideas. Dichas sensaciones se repitieron más en la primera vuelta que en la segunda, donde el equipo, lleno de confianza tras una magnífica puesta en escena en la Copa de la Reina, pareció encontrar el camino de lo que le ha faltado para optar por cotas mayores en la clasificación: la regularidad.
La temporada arrancaba con una buena noticia para el cuadro sevillista y era, la continuidad de uno de los responsables de que el equipo estuviera una temporada más en Primera división, el técnico Cristian Toro. Con el objetivo prioritario de no revivir los apuros por los que pasó la entidad en la 2018/19 donde se salvaron en la última jornada tras una desastrosa primer vuelta, el proyecto arrancaba con Toro desde el minuto cero.
Salieron pesos importantes del equipo como las capitanas Alicia Fuentes y Marta Carrasco lo que hacía prever que el Sevilla le iba a dar un giro al equipo con la intención de seguir consolidándose en Primera división. A nivel de instalaciones, se dio un paso diferencial con respecto al resto de equipos de la competición (tienen a su disposición un campo de hierba natural para entrenar), los encuentros pasaron a jugarse todos en el estadio central de la ciudad deportiva (Jesús Navas) y se cambió el turno de entrenamientos a las mañanas. Unos pasos dirigidos a profesionalizar la sección.
Llegaron un total de ocho incorporaciones en el mercado estival que por nombres y experiencia internacional en la mayoría de casos, hacía prever que el Sevilla FC Femenino finalmente iba a dar ese salto de calidad que tanto se le exigía por la entidad a la que representan. Sin embargo, no todas rindieron al nivel esperado, especialmente Yanara Aedo, la cual, solo jugó 252 minutos.
El curso no pudo comenzar de mejor forma, con un cuatro a cero ante un Granadilla que estrenaba técnico en el banquillo (David Amaral que terminó siendo cesado). Tras esas buenas sensaciones en el inicio, el equipo pasó por una laguna de cuatro jornadas seguidas perdiendo y sin ver portería. Entre los clubes a los que se enfrentó en ese bache se encontraban el Atlético de Madrid y FC Barcelona. En esos encuentros, se reflejaron las carencias y los puntos fuertes que iba a tener el equipo durante el resto de la temporada: la carencia de gol, la fortaleza como local y la debilidad lejos de su feudo.
Durante la campaña, uno de los temas de los que más se habló fue el de la portería. El conjunto de Nervión tenía una de las mejores porterías del panorama nacional. A priori, más que un problema es una bendición pero el acumular a tres porteras de tanto nivel podría ocasionar que alguna de ellas tuviera un segundo plano, y así sucedió. En la carrera por alzarse con la titularidad bajo los palos sevillistas, la portera cedida por el Barcelona, Cata Coll, fue la que se hizo dueña de ella por méritos propios. De no ser por la balear, el Sevilla FC Femenino habría perdido más de un punto por el camino. La internacional con las categorías de la selección española jugó 18 partidos (entre liga y Copa) por dos de Sara Serrat y cuatro de Noelia Ramos.
Tras una primera vuelta de claros y oscuros para el Sevilla FC que hizo del Jesús Navas un fortín duro de derribar, las de Cristian Toro finalizaron en décima posición con catorce puntos. Sin embargo, las faltas de concentración, errores puntuales y el no ser capaz de prolongar una constancia en el rendimiento (especialmente entre los partidos a domicilio y como local) provocaron que el equipo no terminara de despegar. Toni Payne se convirtió en la futbolista más determinante del ataque sevillista, Olga Carmona en un multiusos (actuó en todas las posiciones de la banda zurda) Cata en un seguro bajo palos y la nueva incorporación, Isabella Echeverri desde primera hora, se acopló al sistema del técnico argentino actuando tanto de centrocampista defensiva como de central y transmitió consistencia y jerarquía en los balones aéreos. A su vez, Nadya Karpova fue encontrando poco a poco su sitio pero su intermitencia en el juego no le permitió explotar.
En la segunda mitad de curso, donde se incorporó a Uchenna Kanu, y pese a comenzar perdiendo en La Palmera ante el Granadilla, el equipo a medida que fueron pasando las semanas fue adquiriendo más personalidad también debido a que las piezas cada vez iban encajando mejor (la gran mayoría de incorporaciones en verano no habían jugado en la liga española). En ello, tuvo mucha culpa su paso por la Copa de la Reina que infló al vestuario de confianza. Recuperar a Lucía Ramírez de su grave lesión de rodilla hizo sumar efectivos al Sevilla en defensa pero la gran irrupción que ayudó al equipo andaluz a ganar equilibrio fue la de Almudena Rivero.
La canterana sevillista ha sido una de las gratas sorpresas de esta temporada en la entidad sevillista. Su despliegue físico en la medular en tareas de presión y defensa en campo propio, le dio al Sevilla un aire renovado y un balón de oxígeno. La jugadora de 18 años llegó a acumular 8 titularidades de forma consecutiva entre liga y Copa. El empate cosechado ante el Atlético de Madrid en casa (2-2) dio buena cuenta de que el Sevilla iba en serio en la segunda vuelta que justo tuvo que finalizar con el equipo en semifinales de la Copa de la Reina.
La Copa de la Reina
Fue por segundo ejercicio consecutivo, la gran alegría de la entidad sevillista. En primera ronda se medían a un hueso duro de roer, el Levante entrenado por María Pry. El Sevilla aún no sabía lo que era ganar a María Pry en la máxima categoría. Tras haber recibido un duro golpe en la Supercopa de España frente a la Real Sociedad, la semana negra del cuadro granota se materializó en el Jesús Navas. El Sevilla se impuso con un contundente tres a cero y pasó a la siguiente fase.
En cuartos viajaron a la capital de España donde un renovado Madrid CFF les esperaba. Pese a sufrir en ciertas fases del partido, marcaron en los momentos claves y eso fue lo que les permitió pasar de ronda por cero a tres. Sin embargo, el plato fuerte llegaba en las semifinales. El sorteo fue caprichoso y les emparejó contra el mejor equipo con diferencia de la liga, el FC Barcelona y en el estadio más complicado de la competición, el Johan Cruyff. Una eliminatoria que se tendrá que disputar la temporada que viene.
La Copa de la Reina fue un oasis dentro de la temporada del cuadro nervionense (marcaron seis goles y no recibieron ninguno). Pese a aumentar la inversión en la plantilla, el equipo dejó la sensación de que podrían haber llegado más lejos en la clasificación y no haber finalizado en décimo primera posición con veintidós puntos y cinco por encima del descenso. Bien es cierto que el parón llegó cuando la escuadra estaba ganando en personalidad y en confianza, además, el calendario iba a ser más benévolo. No obstante, ello no quita que durante el camino se hayan dejado muchos puntos de forma innecesaria. Errores puntuales, penaltis cometidos, goles en propia... El peor enemigo del Sevilla FC Femenino en la temporada fue el propio Sevilla FC Femenino. A lo que hay que sumar la falta de gol (es el quinto equipo menos goleador junto al Real Betis) y la debilidad a domicilio donde no ganaron hasta la jornada 21 y en casa del último clasificado, el Espanyol. Por instalaciones, presupuesto, equipo y cuerpo técnico, al Sevilla FC se le debe de exigir más en una liga cada vez más competitiva.