No es muy habitual que un equipo recurra a un entrenador al que ha destituido un mes y medio antes. Las cosas del fútbol. En Villarreal pensaron que el proyecto de
Javi Calleja, tras suplir con éxito el pasado curso a Escribá, había tocado fondo en la 15ª jornada. Por entonces, el conjunto amarillo coqueteaba con el descenso tras sumar tan sólo 14 puntos, optando desde la directiva del 'submarino' por virar el rumbo y cambiar de estilo al darle los mandos a Luis García Plaza. Sin embargo, dicha decisión no ha podido ser más infructuosa:
seis partidos de Liga y ninguna victoria, cuatro puntos de 18 posibles y la salvación a cuatro unidades.
Su despido estaba cantado. Lo sorprendente es que el elegido para sustituirlo haya sido de nuevo Calleja, que tras los bandazos del primer tramo del curso, ha llegado con ideas renovadas. Hasta su cese, y después de consolidar un centro del campo en rombo el pasado curso, el técnico madrileño probó diferentes alternativas, entre el
4-4-2 y el 4-2-3-1, e incluso un 4-3-1-2, siempre con una inamovible defensa de cuatro. Pero en la difícil situación en la que se encuentra el equipo, el preparador amarillo ha optado por armarse atrás para disponer una zaga de tres centrales y defender con cinco en la prá?ctica, si bien no renuncia a que sus laterales se conviertan en extremos a la hora de atacar.
Así,
su nuevo dibujo pasa por ser un 3-1-4-2 en el que Fornals o Cazorla se meten por dentro para aportar el talento, sin renunciar a los dos puntas y confiando el equilibrio a Iborra. De momento, sólo le ha dado para dos empates. La victoria se resiste en Liga desde noviembre.