Ser el vigente campeón es una presión añadida con la que empieza una nueva temporada y Jorge Martín, pese a haber conseguido sólo un título en MotoGP, ya lo sabe. Por eso, el madrileño ha decidido quitársela lo antes posible, antes de que concluya el 2024.
El expiloto de Pramac se lo ha dejado muy claro tanto a sus nuevos dirigentes de Aprilia como a sus seguidores. Será complicado verle en el podio en el próximo Mundial.
Ni siquiera las buenas sensaciones que tuvo el de San Sebastián de los Reyes en el pasado test de postemporada disputado en Barcelona le hacen ser optimista. Y así de rotundo se ha mostrado en una entrevista concedida al podcast de YouTube 'Tengo un Plan': "Si hubiese seguido con una Ducati, el objetivo hubiese sido el mismo, dar lo mejor de mí. Pero obviamente, yendo a por la victoria, porque estoy preparado para eso. Ahora, no lo sé. No sé cómo va la nueva moto".
En este mismo sentido, es consciente de que le tocará empezar casi de cero: "El reto es enorme, porque cojo una moto que no sé si ha quedado octava o novena, contra una moto que ha hecho primero, segundo, tercero y cuarto, que es la Ducati. Entonces claro, coger la Aprilia y llevarla a ese grupo no va a ser nada fácil, y lo sé. Entonces, mi objetivo para nada es ganar el Mundial este año".
Eso sí, se muestra ambicioso con su futuro en Aprilia pese a que los comienzan puedan ser más duros de la cuenta: "Es un poco lo que comentaba, dar lo mejor de mí. A ver dónde estamos y cómo empezamos el año. Y luego, intentar mejorarlo. Si empiezo con quintas posiciones y acabo ganando carreras, estaré orgullosísimo. O haciendo segundos puestos. Lo importante es avanzar. Quizás en 2026 ya pueda pensar más en eso, en intentar pelear por el campeonato. Pero ahora mismo es ver cómo estoy, dar lo mejor de mí y a ver qué pasa".
En la misma charla, Jorge Martín confesó el momento personal más delicado que ha vivido desde que pilota en MotoGP: "Es fácil perderte. Cuando subí a MotoGP, me quedé soltero, gané en Austria mi primera carrera... Y empecé a salir de fiesta. Yo nunca había salido mucho, la verdad, pero empecé a bajar a Barcelona para ir de fiesta. Recuerdo que llegaba un domingo de carreras y me iba a Barcelona de fiesta. Volvía a entrenar a Andorra, y el fin de semana volvía a Barcelona de fiesta. Otra carrera, y así. Seguía siendo rápido, y todo iba bien. Pero llegó un momento en el que en una discoteca llegó una cuenta, que no voy a decir cuánto fue, pero cuando la vi pensé, 'se te ha ido la olla, ¿qué haces aquí?'. La pagué, pero desde ese día hubo un cambio en mí. Ese no era yo. Volví un poco a mis raíces y pensé que eso no podía hacerlo. Ahí corté y se acabó. A los meses conocí a María, a mi novia, y eso me ha ayudado a mantener la cabeza. Pero es muy fácil perderte".